Capítulo XIX

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Conseguimos una habitación parar pasar la noche. Moly dijo que era mejor estar separado de Sam para evitar otro enfrentamiento.

Me sentía culpable porque era el amigo de Moly y no estaba con él por mi culpa, pero ella insistió en que era buena idea tener espacio antes de irnos.

Aunque no estaba muy seguro de lo último que me había planteado sobre el viaje.

—No estoy pidiendo que sean amigos, Rex. Pero sería mucho más incómodo que todos camináramos en la misma dirección como extraños.

—Moly, está bien.

La verdad es que no había dicho nada al respecto. Solo pensaba en que no me agradaba mucho la idea y Moly aun así intentó darme explicaciones.

—Lo siento —se disculpó —. De verdad no esperaba que esto pasara, yo...

—Moly, no es tu culpa. Supongo que no manejé bien la situación. Fue mi culpa.

Estaba completamente convencido de que había sido culpa de ese idiota prepotente. Pero, creí que si me echaba la culpa, todo sería más rápido lode solucionar. Así era siempre.

—Fue él quien te provocó, Rex —la miré en silencio. Sentía que si seguía hablando, el nudo en mi garganta me delataría —. Han pasado varios años desde que Sam huyó de su antiguo amo y, bueno, no fue fácil para él.

—Para nadie lo es. ¿Porqué se enojó tanto cuando supo hacia dónde íbamos?

—Supongo que esa historia le correspondería a Sam contártela. Pero, solo puedo decirte que le guarda rencor a los humanos y a unas cuantas bestias...

—¿Él estuvo ahí?

—No exactamente. Pero... él intentó hacer lo que hacemos ahora y no resultó como él esperaba.

No quise seguir con la conversación. Moly ya se veía bastante afectada por lo que había pasado como para seguir con el tema.

Nos quedamos dos días en Zhia para que Jack terminara de asegurar su casa antes de irse, y que Sam hicera las últimas entregas en su trabajo.

Me mantuve dentro del hostal hasta que Moly me dijera que ya era hora de irnos. Hasta entonces, me quedé sentado junto a la ventana con mi mente en blanco para no sentirme mal ni nada parecido.

—¿Hola?

No pude evitar mirar hacia la entrada con seriedad, como si estuviera listo para cualquier ataque.

—¿Qué quieres?

—Tranquilo, solo vine a hablar.

—No hay nada de que hablar.

Intenté salir de la habitación, pero Sam me lo impidió sujetandome del brazo. Sentí sus garras sobre mi piel.

—Rex, no vengo a pelear, de verdad.

—Está bien, qué es lo que quieres, Sam. Más bien, ¿por qué estás aquí? Porque a pesar de no conocerte, puedo notar que no eres de los que hace esto por iniciativa propia.

—Eres bastante observador.

El ambiente dentro de la habitación se había vuelto un poco hostil entre los dos. Algo me decía que el enfrentamiento que tuvimos en su casa no iba a ser el último.

—Ya dime qué quieres. —dije haciendo que soltara mi brazo.

—Está  bien.

Volví a la ventana y me senté a la espera de que Sam hablara.

—Bueno, tienes razón. Moly insistió en que fui un completo idiota contigo y Jack... buju qu mu mu...

—Disculpa, ¿qué?

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