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Olivia Bailey, realmente no tengo palabras para describirla. O bueno, no las suficientes para hacerlo. Era alta, más que otras personas que había visto, su piel estaba algo bronceada. A muchos les gusta eso. Sus ojos, esos lindos ojos claros Literalmente estaba arriba de él metro noventa. Llegando a los dos metros. Olivia a veces era dulce, otras veces no. Ella podía llegar a ser una mierda o lo más lindo y amable de este mundo si ella lo quisiera, tenía tatuajes y perforaciones en la cara. Específicamente en la ceja, la nariz, la boca y la más importante, la lengua. Para todos, es una de las chicas que tenía mejor cuerpo, cara y toda la demás mierda. Aunque todos quisieran estar con ella, su corazón y mente estaban dirigidos a alguien. Y ese alguien era "Nate Jacobs", ese chico era realmente polémico, debido a la fama que tenía (actualmente todavía es así). Número uno. Su padre. Ese hombre era lo más asqueroso de este mundo, a los once años, Nate descubrió qué en la oficina de su padre, había discos que contenian contenido algo... "Subido de tono". En los discos, se veía a su padre junto a chicos y chicas teniendo contacto demasiado íntimo. Tiempo después, Nate tuvo un gran cambio en su vida, adaptó una dieta y una rutina de ejercicio, perdió un gran porcentaje de grasa corporal y solo quedó cerca de un 2%. Algún tiempo después conoció a una chica, llamada Madeleine Pérez, o como todos la conocían,"Maddy", la chica era algo problemática, pero a Nate no le importó. Antes de conocer a Maddy, Nate y Olivia, tenían una relación algo extraña, ya que cuando eran más jóvenes, ellos parecían novios. Por que Olivia iba a casa de Nate y Nate iba a la de ella. Se trataban como si estuvieran en una relación y los padres de cada uno no estaban en contra de esto. En casa de Nate, a toda su familia le caía bien Olivia (hoy en día es igual) y en la casa de Olivia era igual. Hasta que tiempo después el más alto y la chica Pérez empezaron a salir, Jacobs le dejaba ramos de flores junto a una nota en el casillero de Maddy expresandole lo que le hacía sentir. Olivia al enterarse se puso muy triste, empezó a salir a más fiestas entre otras cosas. Hasta que un día ocurrió algo que para nada esperaba.
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La chica de apellido Bailey se encontraba en una fiesta de un amigo cercano a ella, la persona era Christopher Mckay, que tuvo la oportunidad y amabilidad de invitarla por la misma razón de que eran cercanos. Estaba bailando energeticamente hasta que se cansó y fue a sentarse a un sofá en el que estaba cerca una mesa, ahí vio a un chico pelirrojo y a otro chico, pero este curiosamente se veía más pequeño, en edad y altura. Tenía uno que otro tatuaje en la cara y tenía el cabello demasiado corto. A Olivia se le hizo demasiado lindo el chico, no lo iba a negar. Lo era.
Estaba tan concentrada viendo al chico que se le hizo lindo hasta que el antes mencionado sintió una mirada sobre el.
Sintió curiosidad de saber quien era la persona que lo estaba observando desde hace un rato para después mirar a quien lo esta literalmente analizando. Pero de una buena manera.