Angel le había recomendado un masaje, técnicamente esto no era uno, pero se parecía.
Ambas estaban sentadas en la cama, Vaggie dándole la espalda a Charlie. De inmediato se arrepintió de no ponerse su camisón, pero el "No tardes" de Charlie no le dio ganas de perder el tiempo. Había algo diferente; al compartir habitación por años, era difícil no haberse topado la una con la otra en una situación un poco comprometedora, en ese par de ocasiones no hubo más que una disculpa rápida para luego retirarse y dejar que la otra se cambiara en paz; nunca se imaginó que Charlie actuaría así, o que usara ese tono demandante. No era raro que le pidiera algo, normalmente lo hacía diciendo mil veces "por favor" y poniendo ojitos de perrito. ¿En la ducha había un portal a la dimensión desconocida?
— ¿Empezamos?
— Ah. Sí.
La cosa era así, mientras Vaggie se cepillaba el cabello, Charlie le ayudaría a secar sus alas. Nada raro, en especial viniendo de su encantadora novia que siempre se ofrecía para ayudar. Con facilidad podía ignorar esa extraña sensación que le provoca la situación y ya. Inhalando todo el aire que podía como si tuviera que aguantar la respiración por una cantidad larga de tiempo, Vaggie tomó su cabello plateado, pasándolo por encima de sus hombros para tenerlo enfrente y permitiéndole a la princesa tener una buena vista de sus alas y espalda.
—' ¡Ohh, por mi Abuelito! ¡Me voy a ir al infierno! Espera, ya estoy ahí' – pensó. Ahora ella era quien se sentía nerviosa, siendo sincera, no esperaba llegar tan lejos. Ni está muy segura de dónde sacó el coraje de pedirle algo así, únicamente sabía que quería apreciar más de cerca a su amada y su belleza. Bueno, ella lo pidió y ya estaban ahí —.‘Querido Abuelito. No sé si siquiera sabes de mi existencia, pero espero que me perdones por mis deseos, es por una buena causa. En caso que tú hayas intervenido para que esto pasara, lo cual dudo, te estoy completamente agradecida. Amén’– tomó la pequeña toalla con una mano, con la otra y con mucho cuidado tocó una de las alas, haciendo que de inmediato Vaggie las encogiera —. Perdón. ¿Te lastimé?
— No. No es eso. Lo siento. Son algo sensibles – respondió tímidamente a la pregunta. Sostenía su cepillo con manos temblorosas, no mentía cuando dijo eso, pero tampoco puede negar que inconscientemente recordó la última vez que alguien puso sus manos sobre sus alas y cómo terminó —.'Calma Vaggie, se trata de Charlie. Ella nunca te haría daño.'
— Vaggie. No podré secarlas bien así – la mencionada suspiró y decidió extender sólo una. Charlie sonrió, y volvió a acercarse —. Aquí voy – decidió avisar para no tomarla por sorpresa ni asustarla.
Ya sabía lo suaves que eran gracias a las veces que pudo tocarlas por "accidente". Gracias al agua y el reflejo de la luz sobre ellas parecían brillar. Olían bien gracias al jabón, y emanaban calor; eso último confirmaba algo de lo que Charlie ya era consciente, no eran utilería ni un adorno bonito, eran parte del cuerpo de su pareja. Podía sentir los huesos detrás de las plumas, su pulso a la par de la respiración de su dueña; dependiendo de la zona, temblaban o se agitaban ante su tacto. ¿Cómo lo harían si llegaba a ser más brusca o las mordía? Demasiado pronto para pensar en eso, no quería espantar o lastimar a Vaggie, ahora mismo debía tratarlas como el tesoro que eran.
Continúo con la siguiente, con la misma delicadeza que usó en la anterior. Vaggie la extendió sin problemas, lucía más relajada. Le gustaban las caricias de parte de Charlie, eran tan dulces y gentiles, la hacían feliz y la vez se sentía culpable. ¿Merecía que la trataran así? ¿Era digna de recibir este cariño? A pesar que su novia mostraba señales de odiar sus alas, ahí estaba ayudando a secarlas y las trataba con delicadeza. Su mente comenzó a nublar se. Los pensamientos negativos hacia su propia persona no paraban de llegar, apretó su cepillo con fuerza; debía decirle a Charlie que parara, que no se hiciera eso —. Charlie...
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¿Qué puede ser peor que entregarse a la Princesa del Infierno?
FanfictionEmily le dió las buenas noticias a Charlie y al resto del hotel, causando todo tipo de reacciones, en especial de alegría. Pero también les decidió dar otra pequeña, con dudas, sabiendo que podía causar cierto conflicto. Ahora, la princesa se encue...