Capítulo 5

12 11 64
                                    

Habia sido un fin de semana de locos, más “emocionante” de lo que alguno de nuestros amigos le hubiera gustado.

Y más de lo que a este narrador le interesa contar, pero para algo me pagan. Bueno de hecho no me pagan. Que desconsideración. Almenos denme las gracias.

—Si, si ya continúa. Con lo que a la gente le interesa. —Dice el escritor (Que es el mismo que el narrador pero tine trastornado de personalidad múltiple)

Bueno los pondre en contexto.

Eran las 6:13 de la mañana, Jonathan se levantó como solía hacer todos los días (Tampoco le quedaba de otra). Comenzó a prepararse para un día bastante largo, ir a la escuala a la que era prácticamente obligado a ir por su padre es una de las cosas más molestas y fastidiosas que existen para él. Lo primero que hizo al levantarse fue ir a darse una ducha, que como simpre duró alrededor veinte minutos y el por que, pues porque es el momento del día donde quizás por estar aún medio dormido no pensaba ni se preocupa por nada y podia relajarse debajo del agua caliente.

Al salir del baño aún semidesnudo pues solo portaba un chort se dirigió a la cocina, donde desayuno un pan tostado con café. Luego de desayunar se lavo rigurosamente la boca, entre sus amigos lo conocían por ser estricto con la higiene personal.

Se vistió como de costumbre con un pantalos de mezclilla de color azul oscuro, el cual era su color preferido y un polo blanco con una calabera pintada y sobre ella un sueter negro abierto para dejar ver justamente la marca de su polo. Agarro los audífonos que simpre tenía encima de su mesa d anoche y se los coloco en lo oídos para comenzar a escuchar música encendió su celular un Samsung A10, y puso su lista de reproducción preferida que comienza con la canción Cradles. Pasó sus dedos entre su cabello con la intención de “peinarlos” aunque estado como siempre fueron  en la dirección opuesta a la que el quería aunque esto le daba igual.

Tomó su mochila de arriba de su mesa de noche en la cual estaban dos o tres libretas las cuales no habia revisado desde el viernes y comenzaba su recorrido hacia la escuela ese lugar al que iba a perder el tiempo.

En otra parte distinta del pueblo pasaba algo totalmente diferente. Una chica se terminaba de preparar para iniciar su día, feliz como siempre, a pesar de no haber pasado una buena noche debido a algunas incomodidades, pero igual estaba feliz. Era un día más ¿acaso habrá algo mejor que ello? Tantas cosas pueden pasar en día y eso ella bien lo sabía pero para bien o para mal un día más es un día más y hay que estar feliz por ello.

En su caso ya se había alistado y había desayunado, siempre se cuidaba mucho, no le gustaba poner en riesgo su salud.

Como de costumbre, su madre la llevaría a la escuela en su auto. Pati estaba esperando a que su estimada madre terminara de arreglarse para partir primero hacia la escuela de su hermana y luego hacia la de ella.

Por su parte en la casa de los Johansson, Nathan intentaba despertar a su estimado primo el cual tenía el sueño más pesado que había visto en un ser humano. Su querido primo simpre se desvelaba, si no tenía motivo se lo inventaba pero parecía ser alérgico  a acostarse temprano incluso sabiendo que al día siguiente tenía que ir al instituto

Después de mucho esfuerzo logró lo que ni los tres despertadores juntos habían logrado hacer, reanimar a aquella criatura que parecía estar en un estado semi vegetativo incluso luego de estar depierto.

Nada que un par de cafés cargado y un par de sacudidas más no le quitarán.

O tan solo una frase.

—No vas a querer que le den otra queja a tu padre de que estás llegando tarde. —Bastó que estas palabras abandonaran la boca del castaño para que Michael se levantara con una energía de la cual hasta yo desconozco de donde salió.

Siempre hay motivo para vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora