Capítulo 2: Park Beomgyu

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Beomgyu nació en un pequeño pueblo de Corea del Sur, donde las calles polvorientas y las casas modestas conformaban el paisaje de su infancia. Desde temprana edad, Beomgyu demostró una pasión por la música y, que lo llevó a soñar con un futuro lleno de melodías y emociones.

«¿Qué quieres ser cuando crezcas, Beomgyu?» preguntó su madre una tarde, mientras él garabateaba melodías en su cuaderno de dibujo.

«Quiero ser poeta o sino músico» respondió Beomgyu sin vacilar, sus ojos brillando con determinación. «Quiero escribir poesía que lleguen al corazón de la gente».

Su madre sonrió, acariciando su cabello con ternura. «Eso suena maravilloso, hijo. Sé que alcanzarás tus sueños si trabajas duro».

Y así, desde una edad temprana, Beomgyu se sumergió en el mundo de la escritura y la Musica, aprendiendo a tocar la guitarra y componiendo poemas que reflejaban sus esperanzas y sueños.

El chico pasaba horas en su habitación, perdido en la música y los libros, dejando que los versos lo llevaran a lugares lejanos y desconocidos.

Pero a medida que crecía, Beomgyu se dio cuenta de que alcanzar sus sueños no sería fácil.

La vida en su pequeño pueblo no ofrecía muchas oportunidades para un joven con aspiraciones tan grandes. Sin embargo, Beomgyu se negó a rendirse. Sabía que si quería alcanzar la grandeza, tendría que buscarla más allá de los límites de su hogar.

 Sabía que si quería alcanzar la grandeza, tendría que buscarla más allá de los límites de su hogar

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Beomgyu había decidido mudarse a la ciudad de Seúl en busca de nuevas oportunidades.

Dejó atrás todo lo que conocía y amaba, dispuesto a enfrentar los desafíos que se interponían en su camino hacia el éxito. Se instaló en un pequeño apartamento en el centro de la ciudad, donde las luces brillantes y el bullicio de la vida urbana lo rodeaban día y noche.

── ¿Estás seguro de que esto es lo correcto, Beomgyu? ─preguntó su amigo de la infancia, Jihyun, mientras lo ayudaba a empacar sus cosas.

Beomgyu asintió con determinación.
── Sé que no será fácil, Jihyun. ─respondió con seriedad─. Pero no puedo quedarme en Daegu para siempre. Necesito perseguir mis sueños, sin importar el costo.

Jihyun suspiró, sabiendo que no podía detener a su amigo de seguir su corazón.

── Te extrañaremos, Beomgyu. ─dijo con tristeza─. Pero sé que harás grandes cosas en Seúl.

Y así, con el apoyo de sus amigos y la determinación ardiente en su corazón, Beomgyu se embarcó en un viaje hacia lo desconocido, listo para enfrentar cualquier desafío que la vida le lanzara en su búsqueda de la grandeza.

Y así, con el apoyo de sus amigos y la determinación ardiente en su corazón, Beomgyu se embarcó en un viaje hacia lo desconocido, listo para enfrentar cualquier desafío que la vida le lanzara en su búsqueda de la grandeza

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La vida de Beomgyu antes de llegar a la cuidad estaba llena de desafíos y sacrificios.

Desde una edad temprana, Beomgyu aprendió a lidiar con la adversidad y a forjar su propio destino en un mundo que a menudo parecía estar en su contra.

Nacido en una familia de escasos recursos en los suburbios de Daegu, Beomgyu creció en un entorno de lucha constante. Su padre, un trabajador de la construcción, apenas podía mantener a la familia con su magro salario. A menudo, Beomgyu y sus hermanos tenían que contentarse con las sobras de la mesa y la ropa usada de otras personas.

A pesar de las dificultades económicas, había amor en el hogar de Beomgyu. Su madre, una mujer fuerte y sacrificada, trabajaba arduamente para mantener unida a la familia y proporcionarles todo lo que necesitaban para sobrevivir. Sin embargo, la sombra de la pobreza siempre pendía sobre ellos, amenazando con consumirlos por completo.

Desde una edad temprana, Beomgyu se vio obligado a asumir responsabilidades que iban más allá de su corta edad. A los diez años, comenzó a trabajar repartiendo periódicos por las mañanas antes de ir a la escuela, ayudando así a complementar los ingresos de su familia. Las largas jornadas de trabajo combinadas con la presión académica lo dejaban exhausto al final del día, pero Beomgyu se negaba a rendirse.

A medida que crecía, Beomgyu se enfrentaba a la realidad de que sus sueños parecían cada vez más lejanos. La universidad era un lujo que su familia no podía permitirse, y la idea de perseguir una carrera parecía estar fuera de su alcance. Sin embargo, Beomgyu se negó a aceptar su destino. Estaba determinado a encontrar una manera de salir adelante, sin importar cuánto sacrificio fuera necesario.

Fue entonces cuando descubrió el bar restaurante en el centro de la ciudad pocos días de mudarse. Después de escuchar sobre una vacante de trabajo, decidió presentarse, con la esperanza de que esta fuera la oportunidad que había estado esperando. A pesar de su falta de experiencia, Beomgyu impresionó al gerente con su actitud trabajadora y su dedicación. Pronto, se encontró trabajando detrás del mostrador, sirviendo a clientes y sumergiéndose en el ritmo frenético de la vida nocturna.

A pesar de las largas horas y las condiciones difíciles, Beomgyu encontró consuelo en la rutina del bar restaurante. Era un lugar donde podía escapar de las presiones de su vida diaria y sumergirse en un mundo de música, risas y camaradería. Aunque la vida seguía siendo un desafío, Beomgyu encontró en el bar restaurante una oportunidad.

── ¿Seguro que estás bien, Beomgyu? ─alguien en la línea telefónica con voz preocupada preguntaba insistentemente al castaño.

── Mamá, no hay de que preocuparse. ─sonrió a medias─. Te prometo que estoy bien, además recién logré encontrar un trabajo con muy buen sueldo.

── Hijo, recuerda cuidarte mucho en esa cuidad. He escuchado terribles cosas sobre Seúl y créeme que me volvería loca si algo te pasa.

── Tranquila, mamá. Estaré bien, muy bien.

¿Qué clase de cosas atormentaban a la señora Park? Seúl no tenía ningún peligro y no había razones para alarmarse.

¿Verdad?

El castaño escuchó a alguien llamando su nombre, así que rápidamente caminó hacia el mostrador luego de colgar la llamada.

── ¡Beomgyu hyung!

── ¡Hola, Kai! ¿Cómo te fue en el hospital? ─preguntó con mucha preocupación.

── Todo bien, solamente era una alergia, pero ya estoy mejor y listo para trabajar. ─sonrió, mientras se dirigía a su casillero en busca de su uniforme.

── No creo que debas estar aquí, deberías descansar mucho más. ¿Y si te vuelves a desmayar? Podrían pasar muchas cosas. Vete a casa, Kai Kamal Huening. ─cerró la puerta del casillero ajeno.

── Hyung, estoy bien. Además lo único que debo es estar aquí y atender a los clientes. No es para tanto, no es como que vaya a morirme. ─quitó la mano de su mayor y logró tomar su uniforme. 

── Pero puedes desmayarte de nuevo, hay mucho ruido y la gente suele ser grosera a veces. Deberías descansar, Ning.

── No, hyung. Mejor me iré a cambiar.

Beomgyu desistió, sabía que jamás haría cambiar de opinión a su compañero.

Y así, mientras el sol se ocultaba sobre la ciudad y las luces del bar restaurante se encendían más, Beomgyu se preparaba para enfrentar otro jornada con valentía y determinación, para lograr soportar a muchas personas.

No sabía lo que el futuro le deparaba, pero estaba decidido a enfrentarlo con la misma determinación y esperanza que lo habían llevado hasta aquí.

꒰ Bonnie & Clyde ★ Yeongyu !!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora