★ Choi YeonJun y Park Beomgyu, la pareja más buscada de todo el país.
Un amor puro: dos almas siendo una sola cuándo estaban juntos. Su amor fue creciendo cada vez más y sus intereses eran tan similares qué comenzaron a dedicar su vida entera a lo...
La determinación de Beomgyu nunca había sido tan firme. Había demostrado su disposición a estar al lado de YeonJun, incluso en los momentos más peligrosos. Aunque su primer encuentro con el mundo criminal había sido traumático, su amor por YeonJun solo se había fortalecido.
Días después del incidente, mientras Beomgyu curaba las heridas emocionales y físicas en la habitación que compartía con YeonJun, reflexionó sobre lo que significaba realmente amar a alguien. No era solo compartir los momentos felices, sino también enfrentar juntos los desafíos y peligros. Sabía que, aunque YeonJun intentara protegerlo, él también tenía el derecho de decidir su propio destino.
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Esa noche, el sonido del tráfico en las calles de Seúl era más tenue de lo habitual. Beomgyu miraba por la ventana, perdido en sus pensamientos, cuando sintió la presencia de YeonJun acercándose. El de cabellos naranjas se sentó a su lado, mirándolo con preocupación.
— Beomgyu, no puedo seguir exponiéndote a este peligro. Lo que pasó la otra noche casi te cuesta la vida.
Beomgyu giró la cabeza, encontrando los ojos de YeonJun llenos de dolor y amor.
— Lo sé, YeonJun. Pero no quiero quedarme al margen. Si esto es lo que debemos enfrentar juntos, entonces así será. Solo te pido que confíes en mí y me enseñes.
YeonJun suspiró, sintiendo el peso de la responsabilidad. Sabía que Beomgyu no cambiaría de opinión y que mantenerlo alejado solo causaría más resentimiento y dolor.
— Está bien, Beomgyu. Te entrenaré mejor, pero debes prometerme que seguirás mis instrucciones al pie de la letra. No puedo perderte.
Beomgyu quizás no estaba viendo la gravedad de la promesa que estaba haciendo.
Las semanas siguientes fueron un torbellino de entrenamiento intenso. Su amado novio YeonJun se aseguró de que Beomgyu aprendiera todo lo necesario para sobrevivir en el mundo peligroso al que ahora pertenecía. Desde tácticas de combate cuerpo a cuerpo hasta el manejo de armas y la estrategia para los robos, Beomgyu no absorbía todo con una determinación feroz a cómo su amado pensó que lo haría.
Pero quizás Beomgyu solo era muy débil para ello.
Una noche, después de un agotador día de entrenamiento, Beomgyu y YeonJun se encontraban en la azotea de su edificio, contemplando la ciudad iluminada. El aire fresco les ofrecía un respiro mientras disfrutaban de un momento de paz.
— ¿Recuerdas la primera vez que nos conocimos? —preguntó Beomgyu, rompiendo el silencio.
YeonJun sonrió, recordando aquel día con claridad.
— Claro que sí. Fue en ese pequeño bar en el que trabajas. Nunca olvidaré cómo me miraste, supe que te gustaba de inmediato.