capítulo O3.

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—¡Lo tengo, Lis! ¡Encontré algo! —Rosé entró a su oficina de golpe luciendo demasiado entusiasmada.

—No me digas que... —jadeó mientras se ponía de pie.

—Tengo una pista que nos puede ayudar a dar con el paradero de SungHoon.

Lisa retiró rápidamente todo lo que se encontraba sobre su escritorio para dejar que Rosé apoyara el grueso archivador. Allí dentro tenían nada más que proyectos y estimaciones erróneas pero rogaba a cualquier Dios existente para que este sea el bueno.

La alfa sustrajo de dentro una bolsa de plástico sellada, en su interior un fino cabello oscuro descansaba.

—¿Un cabello? —Lisa frunció el ceño a la vez que se acercaba.

—¡Sí! los peritos aseguran que podría ser del secuestrador.

Lisa se rascó la ceja con la punta de su dedo índice detonando inseguridad en la hipótesis que su compañera le planteaba.

Hace meses, para ser exactos alrededor de tres, habían empezado a trabajar codo a codo y resultó que eran un buen equipo, se entendían y lograban no estorbarse en la mayoría de las cosas. Lo único que tenía a Rosé completamente confundida eran las esporádicas escapadas al baño por parte de Lisa, en su mayoría al mediodía. Todavía no estaba segura de que pasaba pero intuía que tal vez la beta era de rápida digestión.

Lisa también solía enojarse demasiado o ponerse increíblemente decaída cada vez que indicio no daba buenos resultados pero, de nuevo, Rosé lo atribuyó a que su compañera se tomaba muy a pecho sus casos.

—¿Crees que un cabello nos lleve a SungHoon? —inquirió Lisa con duda.

—No solo eso, sino que también me dieron un vídeo que grabó una cámara de seguridad casi a las afueras de la ciudad. Dicen que podría tratarse del auto en dónde transportaban al omega.

Lisa está vez si se dejó iluminar apenas por la llama de la esperanza. Era algo positivo. Tenían dos pistas que si lograban combinarlas de forma adecuada las llevaría a por fin darle un desenlace a esta fatídica historia.

—Está bien... Ven aquí.

Rosé no tuvo que esperar un segundo pedido cuando ya estaba detrás de Lisa, justo a un paso de su computadora.

La mujer de ojos almendrados se estremeció por completo al volver a sentir el aroma potente tan cerca suyo. La respiración se le atascó en medio del pecho y se rehusó a continuar respirando con normalidad. Creyó que hace semanas había logrado controlar todo lo que lo relacionado a la alfa le causaba, pero resulta ser que no era del todo cierto.

Muy de vez en cuando, Lisa se imaginaba como sería ser envuelta por los fuertes brazos de la alfa y dejar su ser bañarse y regocijarse en el fuerte aroma. Sin embargo, se obligaba a ignorar cada una de las señales y mantener sus instintos lo más dormidos posibles. Esto venía siendo más complicado con el correr de la convivencia, pero por ahora no daba problemas mayores más que algunos mareos, náuseas, fiebres y un par de puntos más que no vienen al caso.

—Bien... Los peritos dejaron detallado lo que debemos ingresar al sistema, así que si no me equivoco debería saltar algo en caso de que coincida. —Lisa tecleaba a la velocidad increíble haciendo a Rosé sorprenderse.

A los pocos segundos la pantalla del ordenador se llenó de coordenadas, códigos y enlaces que la alfa no pudo reconocer con exactitud. Recuerda haber tenido un par de clases de informática en la preparatoria y algunas tantas más en la carrera de criminología, pero la verdad era que nunca había sido demasiado amiga de la tecnología.

i know your secret ଓ chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora