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—él es el nuevo, ¿no?—le pregunté fingiendo no conocerlo a mi compañera, irene. ella me asintió. el chico del que estábamos hablando se encontraba comiendo una pequeña barra de maní.

noté que sus pestañas a la hora de comer cerraban sus ojos, tapando aquellos orbes que captaron mi atención en cuanto lo vi. ellas adornaban su rostro masculino, sus piercing en sus orejas y cejas eran lo más jodidamente atractivo que he visto; su cabello negro cayendo hasta sus hombros, su piel pálida que tenía unas cuantas pecas al rededor de su nariz y su puto cuerpo, mierda, era delicioso.

¿qué tan bien se sentirá jugar con él? pensé por un momento. su mirada se fijó en mí, de un momento a otro, ya nos estábamos viendo fijamente, sentía sus profundos ojos clavándose en lo más oscuro de mi ser.

irene me dio un suave codazo, susurrándome que fuera hacia él y le obedecí. me acerqué y senté a su lado.

—hola, soy bradley uppercrust iii—lo saludé extendiendo mi mano, él me devolvió el saludo. uf, podía jurar que su voz era más exquisita de lo que había pensado.

𝒯 otal, soy un pequeño monstruo.

fuimos charlando juntos hasta llegar hacia nuestra área de descanso. los cirujanos y anestesiólogo teníamos 10 minutos de descanso cada 6 horas. era duro. mucho. pero conforme vaya pasando el tiempo, te acostumbras.

a mis 30 años, ya un completo adulto, nunca había visto un hombre tan atractivo como lo era max.

—¿qué te gusta hacer en tus tiempos libres, brad?—me dijo con su voz grave. resonó en todo el lugar, haciéndome sentir sumiso ante él.

mierda, ¿me acaba de decir brad? —me gusta leer. ¿y tú?—le pregunté suavemente. usé mi voz seductora, algo que hacía caer a los hombres ante mí.

me di cuenta de que mi pequeño truco funcionó cuando tragó fuertemente saliva y pasó su lengua por sus labios.

—soy escultor. hago pequeñas esculturas para mi jardín.

me estaba encantando cada día más el conocerlo.

Soñar sólo conmigo | maxleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora