Soñar sólo conmigo | maxley

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recuerdo que en uno de mis años de universidad, unos chicos me invitaron a beber unas copas. yo fui, encantado, porque desde hacía tiempo no bebía algo de alcohol.

ya en el lugar, me fui a sentar junto a los mismos que me invitaron. el bar estaba alegre, todos bailando por doquier y la música estaba a todo volumen.

a mí siempre me costó emborracharme, el alcohol me pega muy poco, asique cuando mis compañeros están ya al borde de un ataque al corazón, yo estoy tranquilo, como si no hubiese tomado nada aunque en realidad haya bebido más de 20 copas.

en eso, un hombre algo mayor que yo se me acercó. me dijo su nombre, christian, y que era de último año de cirugía plástica, estaba encantado de conocerme.

sus ojos eran verdes y tenían un brillo singular destacaba entre la oscuridad del lugar; yo le di la mano y comenzamos a charlar.

la mesa estaba sola, solo estábamos nosotros dos, riendo y platicando.

—oye, ¿me puedes acompañar al baño? necesito decirte algo, pero no creo que se escuche aquí—me pidió amablemente, yo le asentí y comencé a seguirlo.

al entrar al baño, que estaba en el segundo piso, me tiró fuertemente hacia la pared y aseguró la puerta. mi espalda comenzó a doler terriblemente, tenía mucha fuerza, sentí que hasta mis pulmones rebotaron del golpe.

empezó a besarme fuertemente, yo le daba golpes en el pecho, le guiñaba el cabello, le  enterraba mis uñas en la espalda pero nada, nada sirvió.

—eres una perra. actúas más necesitado que una puta de la esquina. ¿crees que no sé que vas y tienes sexo con señores mayores para tener cómo pagar tu escuela? no me imagino qué tan rico se ha de sentir tener mi polla en tu culo—su voz estaba grave y se le oía más profunda. tenía muchísimo asco y mi cabeza se sentía caliente de la rabia.

en un momento, el se distrajo desabrochándose el pantalón, aproveché y le di una patada justo en su entrepierna; yo siempre camino una navaja, mi padre desde pequeño me dijo que no importara el lugar, siempre tenía que andar con un arma conmigo. al principio me parecía ridículo, pero en cierta ocasiones como esta lo agradecí.

en lo que estaba en el suelo retorciéndose del dolor, se la enterré en el estómago. le di unas cuantos golpes y salí de ahí. gracias a dios pasé desapercibido, y logré irme de ese lugar sin destacar. miraba cómo la gente me pegaban sus miradas curiosas por mí. yo siempre destaco a donde sea que voy.

llegué a mi casa y seguía tranquilo, tomé una ducha, hice mi rutina de cuidado para la piel y me fui a dormir.

al día siguiente, salió la noticia de que encontraron un cadáver en los baños del bar, yo actúe como si nada, despreocupado y sin alterarme.

no sé cómo hasta el día de hoy la policía siga sin encontrarme.

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