Capítulo IV

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Como demonios, así es como se ha referido el Covenant a los Spartans por años, e incluso, había humanos que los ven de igual manera, aunque eso aplica más que todo a rebeldes insurrectos. Y como no hacerlo, la presencia de un Spartan era casi una presencia sobre natural, alguien capaz de diezmar grandes números de enemigos por su cuenta antes de sucumbir en batalla. Pero también estaban aquellos que eran capaces de aniquilar con ejercitos en silencio sin que nadie se diera cuenta, Seis pertenecía a este segundo grupo, ha sido su trabajo por años, y con este pequeño trabajo de lidiar con un campamento de sinples bandidos en mitad del desierto, recordó porque ella era tan buena para hacerlo.

Si bien no salió con la sutileza que ella esperaba hacerlo, para cuando las sospechas de que algo andaba mal, ya fue demasiado tarde. Las llamas se esparcían por el campamento, y la enorme sombra de ella se alargaba por el lugar. Frente ella un hombre con una mirada de absoluto temor, observando la oscura figura de Seis rodeada de los cadaveres de sus compañeros bandidos, la cual al llevar la capa el brillo carmesi de su visor era lo único que se veía.

- ¿Qué... Qué demonios eres? - pregunta el sujeto. Pero no recibe respuesta, solo ve como Seis se acerca más y más con Kukri en mano, a lo que el sujeto solo retrocedía en pavor arrastrandose por el suelo. - ¡E...espera! ¡Te...te loadvierto! ¡Si me haces algo mi jefa te hará pagarlo! - al escuchar esto Seis se detiene. - ¡Ja! Eso pense, nadie se mete con el clan Brawen y espera salir ile... ¡Ah! - se al sentir el Kukri atravesando su pierna, obra de Seis que no dudo en lanzarlo, al tiempo que se acercaba y se agachaba frente la hombre.

-  Habla. - agarra el Kukri y ejerce más presión, asiendo gritar más al sujeto. - Y por tu bien espero que hables con verdad, puedo ser muy persuasiva y creeme, se cuando me mienten.

- Yo.... Yo... ¡Agh! - Seis sacá el Kukri y lo vuelve a enterrar en otra parte de su pierna. - ¡Esta bien, hablaré! - Seis sacá el Kulri. - Este es uno de los varios campamentos, estamos dispersos por todos los reinos...

- ¿Quiero un mapa con sus localizaciones?

- No... ¡Ahg! - otra vez el Kukri. - ¡Espera, no hay mapa! ¡Solo la jefa sabe sus localizaciones! - Seis estaba apunto de apuñalarlo otra vez en la pierna. - Aunque hay uno en Vale, cerca a las montañas. Lo se porque tengo contacto con la lider del ligar.

- ¿Cómo puede encontrar a tu jefa?

- No puedes, ella solo aparece cuando quiere discutir algo conmigo o cualquiera de los otros encargados de campamento, lo juro. - Una tactica ingeniosa según Seis. Mantener la información limitada a aquellos a tu cargo evita que pueda ser difundida en casos como este, algo muy usado por la ONI.

- El nombre de tu jefa.

- Raven... Raven Brawen, una antigua cazadora y muy peligrosa. Yo me cruzaría en su camino si fuera tú.

- Tomaré el riesgo. - golpea al sujeto con el mango del Kukri dejandolo inconsciente. Agarra al sujeto y lo coloca en un lugar alejado de las llamas.

Normalmente acabaría con el sujeto después de sacarle la información, pero dejarlo con vida le permitiría enviar un mensaje a quien quiera que fuera esa tal Raven Brawen, el solo pensar ese nombre le provoca dolor de cabeza, posibles recuerdos confusos, pero no importa averiguaría lo que necesite de esta mujer. Un depredador siempre buscaba de defender su territorio en cuanto aparecía otro depredador, algo con lo que contaba Seis. Solo esperaba que el sujeto no se desangrara en el proceso, aunque si no lo hacía no le importaba el mensaje se enviaría de igual manera aunque no tan directo.

Procede a entrar en la carpa principal, una carpa más espaciosa que el resto. Llena de armas y herramientas, pieles de animles y más cosas. Le llama la atención como varias de las armas eran rifles MA5B, los mismos que vió en el pueblo, seguramente robados o tomados a la fuerza del pueblo. Se acerca a una mesa en el centro, allí había un mapa y varias bolsas con lo que parecían ser pequeñas tarjetas, posiblemente la moneda local, las cuales toma y ata a su cinturón. Dot se materializa en la mesa y observa el mapa.

Las rosas no tienen espinas, tienen colmillos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora