Mordred sabía desde pequeña que ella pertenecía a la escuela del mal, y qué su misión en su futuro cómo villana era ser la enemiga de Tedros.
Estaba destinada a ser la enemiga del principe, porqué la historia entre Morgana y el rey Arturo de Camelo...
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17
Cuando Mordred regresó a la escuela del mal, todos le felicitaron por haber ganado la gran prueba. Algunos decían que era tan maligna que se había deshecho de cada oponente con ingeniosas torturas. Que incluso había sido tan despiadada como para deshacerse de sus amigos dentro de la competencia solo para ganar. «Ese era un rumor aún peor». Cansada de todo eso se fue a su habitación. Por suerte ninguna de las chicas se encontraba allí, «¿Cómo le haría para enfrentarlas?». Con todo lo que se hicieron en ese bosque.
Sobre su cama estaban depositados regalos y tarjetas de felicitaciones. Al parecer todos le alaban el ser traicionada por sus amigas, le regalaban cosas por haber intentado ser asesinada y dañada dentro de ese estúpido lugar. Mordred tiró a un lado todos sus regalos, el solo verlos le hacía hervir en enojo. «Nadie tenía idea de todo lo que había pasado en la prueba. Eran todos tan estúpidos felicitándola por hacer atrocidades».
Arrojó la espada al suelo y la pateó. Esa estúpida espada de sus pesadillas, ahora la cargaba como si nada. Mordred estaba tan repleta de enojo, que alcanzó con magia negra un mueble de Hester y lo estrelló contra el tocador de Dot. Empieza a destruir todas las cosas. «Esas malditas traidoras, merecían mucho más». Las hace añicos, incluyendo sus camas.
Cuando acaba su arrebato de enojo, se deja caer en el suelo de rodillas. Parte de lo que se había salvado, era un ramo de flores talladas en hielo, eran rosas congeladas. Tenían una nota atada a un laso púrpura, al parecer era uno de sus regalos. Estaba intacto, le quitó la nota y la desdobló para leer.
