-Capitulo 2: Deseo de aventura-

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Así paso el tiempo hasta que Hipo se volvió un adolescente, una época en la que deseaba explorar, conocer y aventurarse en el mundo, hablaba con Brisasigilosa, pidiéndole que lo llevara a conocer esos lugares, este al principio se negaba, pero el chico comenzó a escaparse una y otra vez, incluso había construido un pequeño bote, en base a lo que había aprendido en uno de los libros y se escapaba a las islas cercanas.

Su tío entendió que el chico simplemente no se detendría, así que hablo con él –Veo que piensas volver a salir-

-Oh, hola tío Brisa- era como le decía Hipo abreviando su nombre –Si, tengo ganas de ir otra vez a una de las islas lejanas-

-Ah chico, si tu padre se entera que te deje ir solo otra vez, de seguro me vuelve a tirar al mar con un ala amarrada-

-Je, si me acuerdo de ese día, te dejo dos minutos en el mar hasta que decidió rescatarte-

-Ni me lo recuerdes... el punto es que prefiero acompañarte a dejarte ir solo otra vez-

- ¿En serio tío? - el dragón asintió –Genial, te aseguro que no te arrepentirás- dijo Hipo muy emocionado.

-Solo recuerda, debemos de volver antes del anochecer para no preocupar a tu padre-

-Está bien, lo prometo- Hipo volvió a amarrar el barco en tierra para que no se lo llevara la marea y fue a la espalda de Brisasigilosa para emprender el vuelo.

Hipo y su tío comenzaron cada vez a explorar lugares más lejanos, llegando incluso a encontrar algunas islas pobladas por vikingos, el joven no pudo evitar sentirse emocionado por todo lo que vio, incluso cuando volaban desde tan lejos, aun podía divisar las estructuras tan únicas que estos tenían.

Después de mucho suplicar su tío finalmente lo dejo ir a conocer el lugar, el dragón dio la vuelta a la isla utilizando su sigilo para no ser detectado y aterrizando en la costa por el otro lado, se podía divisar el frondoso bosque frente a ellos, solo había que cruzarlo y estarían en la aldea.

-Muy bien, recuerda nuestro trato. Volverás al atardecer sin falta, no importa lo que pase, sino llegas, entrare a buscarte-

-Lo se tío, no te preocupes, volveré pronto-

-Es en serio chico, si algo te pasa, tu padre me mata-

-Tu tranquilo, no pienso tardar mucho, solo voy a curiosear- Hipo emprendió el camino por el bosque, mientras Brisasigilosa se escondía en unos arbustos, aprovecharía el tiempo para descansar y tener energías para volver.

El joven pronto llego a la aldea y quedo fascinado con todo lo que vio, las casas de madera, las enormes estructuras de piedra, la manera tan particular de vestir de los habitantes, los cascos que utilizaban con esos cuernos, por suerte había leído algo de todo esto en sus libros, de otra manera, se sentiría completamente perdido.

Siguió avanzando y vio algo que le llamo mucho la atención, había un hombre que golpeaba con un enorme mazo una especie de barra de metal que por su color se notaba que estaba al rojo vivo, a medida que lo golpeaba, este iba tomando la forma que el hombre deseaba, cuando termino la metió de golpe en un barril lleno de aceite y después de unos segundos la saco, la hoja estaba fría y mantenía la forma que este le había dado.

Miro hacia arriba y noto un cartel encima de la casa con algo escrito en él –Herrería- pronuncio en voz baja, decidió sacar un pequeño cuaderno que llevaba con él y comenzar a dibujar las herramientas que el hombre utilizaba, la que más se le hizo extraña fue la mesa que utilizaba el hombre para golpear el metal, una enorme plancha la cual se notaba que era muy resistente, pues no se rompía, aunque el hombre la golpeaba con gran fuerza.

Como entrenar a tu dragón AlternityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora