Querida Sky:
El otro día conduje a todos los lugares a los que solíamos ir a pasar el rato.
El coche aún huele al perfume barato que todos los días te echabas.
Cada segundo ese pequeño desastre con ruedas desinfladas me recordaba a ti con más intensidad.
¿Por qué eres tan difícil de olvidar, dulce droga?
Calum.
