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Taehyun se quedó un momento más hablando con Karina y los demás, la mayoría del dinero de la apuesta se lo habían llevado ellos tres.

Chenle a último momento cambió su apuesta y fue con todo por el novato, arriesgó mucho pero le parecía raro que ambos hayan invertido tanto en ese chico, así que hizo lo mismo.

— Eres un maldito traidor, Chenle. Dijiste que irías por Yazz. — dijo refiriéndose a Yeonjun.

— ¿Dije eso? Ya no recuerdo. — se alzó de hombros restándole importancia.

Karina rió ante la cara molesta de Jisung, esos dos eran todo un caso.

— Tae, ¿y Beomgyu? — preguntó curiosa por el paradero del chico.

Torció un poco su sonrisa que tenía, él quería ir al taller en ese momento. Sabe que Yeonjun es muy temperamental y lo que más odia es ser humillado.

— Se lo llevó al taller.

— Oh no, entonces el chiquillo logró fastidiarlo. ¿No deberias ir?

Taehyun no respondió al instante, tiene una pequeña y mínima esperanza de que esos dos no terminarán matándose. Porque lo sabe, ambos tienen personalidades fuertes, no se dejan intimidar pero tienen distintas maneras de reaccionar.

Los cuatro se miraron algo preocupados por el destino de Beomgyu, llevan el tiempo suficiente para saber lo que le pasaría.

...

La caja de herramientas cayó al piso haciendo un ruido estresante. Yeonjun lo había empujado para que entrara a la fuerza en aquel taller, y aunque forcejeo había una larga brecha entre fuerza.

Su cadera había chocado con el estante y soltó un gruñido ante el golpe que se dió en la esquina del metal.

— Yo gané, debes dejarme ir. — dijo cubriendo la parte afectada— ese era el trato.

— A la mierda ese trato, ¿qué derecho tienes de venir, rayar mi moto y joder la maldita carrera? eres un jodido fastidio. — lo levantó de la camiseta mirándolo a los ojos.

Esta vez Beomgyu no se dejaría, había ganado justamente y no tenía ningún derecho de descargar su furia con él.

— Pues es una pena, quedamos en algo, maldito bastardo. — dijo Beomgyu que se impulsó para golpear la frente de Yeonjun con la suya.

Logró que lo soltara y aprovechó eso para intentar salir de allí, fallando en el intentó cuando lo jalaron del tobillo con fuerza haciendo dolor su mandíbula que estrelló con el frío suelo.

— ¡Hijo de puta! — se quejó ante el golpe en su frente.

Beomgyu trataba de zafarse del agarré en su tobillo que lo estaba lastimando por la fuerza aplicada, Yeonjun lo jaló raspando un poco su piel de la espalda soltando gruñidos lastimeros.

— Odio a las ratas como tú. — su mano apretó la mandíbula del menor, que lo miraba con furia.

Su cuerpo estaba inmovilizado, el rubio lo tenía totalmente cubierto y peor con las muñecas siendo sujetas por la mano izquierda de Yeonjun. La situación era desfavorecida para Beomgyu en muchos sentidos. Odia sentirse impotente y no poder golpear a ese egocéntrico con problemas de ira.

Esperaba que en cualquier momento venga Taehyun para ayudarlo como pasó al principio, pero sería pedir demasiado, después de todo él y Yeonjun se conocían y posiblemente eran amigos.

No tenía muchas opciones, hasta que observó una llave inglesa.

Tenía que pensar un plan rápido para distraer a Yeonjun y agarrarla.

— Oye idiota. — habló casi con dificultad por la mano en su mandíbula.

Se comenzó a mover como podía, ambos ejerciendo fuerza impidiendo que alguno  tome el total control.

Trató de golpear de nuevo la frente de, yeonjun completamente en vano, ahora lo tenía del cuello y con las dos manos.

La desesperación se apoderó de su ser, tratando de quitarse como podía al rubio. Esos azules grisáceos lo miraban con enojo, contemplando el miedo y exasperación de Beomgyu que pataleaba, empujaba su pecho para que lo soltara.

De pronto sus movimientos se hicieron débiles, de poco dejando de moverse.

Yeonjun quitó sus manos al instante, asustado ¿de verdad lo mató?, recién siendo consiente por completo de lo que estaba haciendo.

— Beomgyu. — llamó una vez— oye, Beomgyu. — el segundo llamado.

El pánico hizo acto de presencia por lo que volteó para buscar su celular y llamar a Taehyun tan rápido como podía.

— Contesta... — mordió su uña esperando el tercer pitido cuando este porfin fue atendido — Creo que acabo de-

Soltó el celular, sintiendo un dolor punzante en su cabeza.

Beomgyu había alcanzado la llave, no dudo ni por un segundo en usarlo contra el mayor que le dio la espalda, dándole la oportunidad perfecta de atacar.

Su pecho subía y bajaba, ¿qué acababa de hacer?

Tiró la herramienta lejos de él y sin mirar atrás salió corriendo, no le importó con cuantos chocó saliendo de allí.

No miró atrás en ningún momento y solo pensaba en llegar a su casa, estaba algo lejos pero sus pies no se detenían y hasta parecía que estaba desconectado de su cuerpo.

— ¡Mierda, mierda! — maldecía sintiendo que podría caerse en cualquier momento.

Después del largo trayectorio se dejó caer de rodillas, hiperventilando y con las manos temblorosas. Todo su cuerpo lo hacía de hecho.

Las luces de su casa estaban apagadas, posiblemente todos estén dormidos, ni siquiera sabe lo hora porque su celular se había caído en algún momento del camino.

Por lo que dejó que los minutos pasarán tratando de calmarse, no sirvió de mucho pero controló su respiración. El temblor en su manos seguía y como pudo metió las llaves en la cerradura.

Abrió la puerta y dejó sus zapatillas en la entrada, su ropa era un desastre, lo más probable era que botara esos jeans.

Fue al baño de la segunda planta siendo lo más silencioso posible. Al verse al espejo pudo notar un hilo de sangre que provenía de su labio lastimado, en el momento del forcejeo se mordió demasiado fuerte, y su nariz algo roja por el cabezazo. En su camiseta había algunos rastros de sangre y el dueño de ellas era Yeonjun.

Lavó sus manos, brazos y rostro en el lavamanos, hizo el mejor esfuerzo para desinfectar las heridas para pasar al alcohol y al algodón.

Dolió y ardió, su mente le repetía él momento exacto donde Yeonjun cayó al suelo inconsciente por el fuerte golpe.

— ¿Beom?¿estás ahí? — la voz de su pequeña hermana provenía detrás de la puerta cerrada. — apúrate, quiero entrar.

Arrojó el algodón con la sangre al tacho, guardo todo detrás de la repisa.

— Hanni, si, ya salgo.

Se quitó la camiseta,la reemplazó por una toalla colgando de su cuello. Salió del baño y su hermana lo miró algo interrogatorio.

— ¿Otra vez se quedaron en el parque de patinaje? — cuestionó apuntando los jeans sucios— la tía ya te dijo que no te juntos con los pandilleros.

— No son "pandilleros".

— Bueno, lo que sea. Solo Kai me cae bien, el otro rarito no, cambia tus amistades. — con eso lo sacó del baño y cerró la puerta.

— Loca.

Fue a su habitacion, tiró la camiseta en algún lado y se sentó en su cama. La conversación amena con su hermana logró tranquilizar sus sentidos y por un momento olvidar lo que hizo.

Lo usó en defensa propia después de todo.

Actu,  perdón si hay alguna falta ortografía.

Ride or Die |  YeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora