Capitulo 11

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Siento sus ojos sobre los míos, es como si todo lo que está a nuestro alrededor no existiera y solo somos él y yo en el mundo; nunca me había fijado en el color de ellos, una mezcla entre verde y café que no puedo describirlo, pero son simplemente...

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Siento sus ojos sobre los míos, es como si todo lo que está a nuestro alrededor no existiera y solo somos él y yo en el mundo; nunca me había fijado en el color de ellos, una mezcla entre verde y café que no puedo describirlo, pero son simplemente perfectos, algo tan común como los ojos y jamás me había dado cuenta de los suyos; sé que esta igual que yo, ya que ninguno de los dos se mueve y solo está perdido en mi mirada como yo en la suya.

Me encantaría saber que piensa en este momento, poder leer su mente para saber que está pasando por su cabeza, estamos en nuestra burbuja y por alguna extraña razón no me molesta esta cercanía.

Está todo perfecto hasta que el idiota decide hablar y romper el bonito momento que habíamos formado.

- ¿Te vas a bajar o quieres una invitación para hacerlo? – se aleja un poco y coloca una postura más recta.

- Tan idiota – trato de bajarme cuidadosamente con su mirada encima – ¿podrías parar de mirarme?.

- ¿Por qué? ¿te pones nerviosa?.

- No estúpido, me molesta que es distinto – comienzo a buscar mi bolso, me desespero un poco hasta que noto como él lo tiene colgado en su hombro, nose en qué momento lo agarró así que decidida me acerco a él para quitárselo.

- Un gracias no vendría mal niñata grosera.

- Tú me trajiste en contra de mi voluntad – lo miro seria – así que el gracias métetelo por donde te quepa.

Ruedo los ojos al ver en su mirada una expresión entre sorprendido y burlón, es difícil de explicar, sé que mi forma de contestar algo grosera le causó gracia, en cambio yo solo me quiero ir, pero como buena mujer de palabra me quedare solo por el trabajo, y nose porque estoy tan molesta solo sé que lo estoy.

- Que carácter por dios – rueda los ojos, para luego dirigirse a la puerta y colocar la llave- te daría la bienvenida, pero no te la mereces, así que camina.

Lo miro con molestia aun así le hago caso y camino hasta la entrada, en un pequeño susurro doy las gracias solo por educación; al entrar me sorprendo, se que es mi vecino y básicamente las casas son similares, pero aun así es muy distinta, está decorada como una casa antigua, hay un gran candelabro en la entrada y esta no tiene la cocina americana, sino que es una tradicional donde se encuentra en una habitación y en otra habitación está el salón con la mesa y sillas, el comedor principal tiene dos sillones de cuero blanco y un pequeño asiento que parece de realeza, si tiene la chimenea al medio como la nuestra pero en vez de estanterías con fotos y figuritas, tienen demasiados libros y a los lados pequeños cuadros colgados en la pared; también tiene la escalera posicionada al frente de la puerta así que supongo que arriba están las habitaciones.

Kalen cierra la puerta atrás mío y avanza hasta el comedor dejando su mochila en el sillón para luego mirarme serio, estoy estática en la entrada, no me muevo y no sé si avanzar hasta él o darme media vuelta, salir por esa puerta, cruzar la calle y llegar a la casa; Me quedo unos segundos pensativas optando por la segunda opción y parece ser que sabe lo que pienso porque rápidamente su voz me interrumpe.

Inefable CambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora