Me cuesta respirar, estoy caminando demasiado deprisa para lo que estoy acostumbrada. Aunque no sé ni cómo he llegado a donde quiera que sea que estoy. Voy parando el ritmo hasta que ni cerebro vuelve a funcionar. El pueblo no es muy grande pero tampoco es que tenga cuatro casas. Miro con calma a mi alrededor y me doy cuenta de que me suena este camino, he dejado atrás la casa de María y me encuentro de frente con el camino que me enseñó Aurelia, donde al final me espera Dorotea.
La zona hoy me parece diferente, el aire huele a lluvia aunque el cielo esta despejado. Me abrazo porque la fría brisa no para de soplar. Voy a mirar mi móvil y me doy cuenta de que me lo he dejado en casa, seguro que sobre la mesa de la cocina. Quería saber que hora era por que la intuición me dice que son sobre las cinco de la tarde, no quiero estar fuera cuando se haga de noche. No porque tenga miedo o frio, sino porque no me siento segura al caminar y no me quiero caer.
Aunque estoy lejos del lugar donde vi a aquella enorme vaca por primera vez escucho un mugido. Doy varias vueltas sobre mi misma a ver si veo de donde procede el sonido. Cada vez es más y más cercano, puedo notar las pisadas retumbando en el suelo, hasta que lo veo. Es Fili, ese tremendo animal que a diferencia de la dulce Dorotea, transmite miedo allá por donde pisa. Cierto es que he visto vacas mas grandes, pero este tiene algo en particular que me hace temblar, quizá sean los cuernos, o puede que el color negro de su pelaje. No lo se con exactitud pero esta desagradable sensación no me abandona.
Fili, me observa desde los árboles que se encuentran a unos nueve metros de donde estoy. Lentamente para que no se asuste y salga corriendo, me alejo un poco más y me siento sobre un muro que hay cerca. Durante el tiempo que compartimos puedo analizarlo bien. Apoyaba su peso sobre las patas pero cuando se cansaba las va levantando de una en una, pocas veces está sin rumiar algo, su hocico se mueve grácilmente mientras las briznas de hierba desaparecen en su boca. La cola se sacude impetuosamente para poder quitarse las moscas de encima. Cuanto más lo miraba más bonito me parece, su pelo negro y algo ondulado, la gracia con la que se rasca con los cuernos. Todo eso me transmite tranquilidad.
Dorotea muge a lo lejos y Fili sale a paso ligero a su encuentro. No me dedica ni una mirada al marcharse, y yo sonrío por ello.
En el camino de vuelta he de ir agarrándome a cualquier pared que tenga cerca, pero esta vez vuelvo sonriendo recordando como aquella vaca tonta se limpiaba el morro con la lengua.
Ya en casa voy a la cocina para coger el teléfono, reviso si ha entrado alguna notificación pero por no tener, no tengo ni una del correo electrónico. Es más no tengo ni publicidad, pero lo que sí hay es un sonoro golpe a la puerta de entrada que me hace dar un brinco enorme y dejar caer el móvil sobre la mesa. Me resulta muy extraño que alguien se haya decidido a venir a verme a estas horas, en este pueblo las ocho de la tarde ya es hora de estar en casa.
- Clara- Me saluda María- ¿Dónde has estado? Vine hace un rato.
Esta chica siempre saluda con un beso y un abrazo, a lo que aun no le cojo el tranquillo. A su pregunta solo le puedo responder con evasivas. No me interesa que más nadie conozca mis secretos más íntimo, pero no me puedo negar a pasar tiempo con ella. No es porque le deba algo, sino que en verdad me apetece escucharla, quiero saber que tal le ha ido el día. Hace tiempo que no me siento con otra persona a charlar y hoy, no se si ha sido por Fili y su compañía, me apetece un poquito.
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El despertar de Clara (#ONC2024)
ChickLitDespués de haber sufrido un grave accidente, Clara, esta desconectada del mundo. Necesita un cambio y el anuncio que tiene entre las manos puede ser esa oportunidad. Vivir en un pequeño pueblo la hará reconectar con la naturaleza y posiblemente cons...