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las clases habían terminado y se podía apreciar a los estudiantes salir de sus aulas como si los hubieran liberado de un encierro eterno. taehyun no se quedó atrás. salió apresurado de su salón y ahora caminaba tranquilamente por las calles, viendo los puestos de comida.
por el rabillo del ojo se percató de una presencia muy familiar. sin pensarlo demasiado, se giró para quedar frente a aquel chico.
—¿qué haces siguiéndome?
eungyeol se sobresaltó al darse cuenta de que había sido descubierto. como no había rastro alguno de su padre ni de majoo, se le ocurrió la brillante idea de seguir a taehyun.
recordó muchas veces a su padre decirle que taehyun era una persona admirable y demasiado buena, así que podía confiar en él. pero, ¿taehyun confiaría en eungyeol? la respuesta, hasta el momento, era desconocida.
necesitaba acercarse más al chico. si lograban tener alguna especie de conexión, todo sería más sencillo, e incluso podría ganarse la confianza de su padre.
—yo... solo estaba asegurándome de que estuvieras bien. ya sabes, hay cada loco suelto por ahí.
taehyun reprimió una risa y se cruzó de brazos.
—sí, incluso uno que otro podría estafarme tomando la identidad de otra persona, pero gracias a ti siento que estaré a salvo.
—¿de verdad? —preguntó eungyeol, sorprendido y sin captar el sarcasmo en la voz de taehyun.
—olvídalo.
taehyun se giró para reanudar su camino. solo quería llegar a casa, pero antes debía comprobar si yichan había llegado a su trabajo de medio tiempo.
—¡taehyun, espera!
eungyeol seguía al chico sin saber a dónde iban hasta que llegaron a una heladería. justo frente a la puerta se encontraron con yichan.
