Jóvenes Rebeldes (capítulos alternativos)

Capítulo 27

Salió del pasillo y se reunió con sus padres y Nolan, que ocuparía un asiento a su lado en el escenario. Minutos después fueron recibidos entre aplausos mientras caminaban hacia el escenario y tomaban asiento.

Tras ellos salió Müller seguido del coro con un radiante Bill entre ellos. Como ya les explicara David en aquella ocasión se situarían justo enfrente del escenario para entonar el tradicional himno de Hillerska.

Así lo hicieron en cuanto reinó el silencio y Müller se colocó ante ellos. Bill separó los labios y cantó mejor que nunca, con unas fuerzas renovadas gracias a haber aceptado de una vez que lo suyo con Tom sí podía ser aunque fuera en secreto.

No podía dejar de pensar en cómo iba a cambiar su vida a partir de ese momento, sabía que nada iba a ser como antes. El y Tom podrían dar rienda suelta a su amor, se buscarían un rincón apartado en Hillerska donde poder amarse sin ser vistos por nadie y eso en el fondo le excitaba más que nunca.

Y lograría ser aceptado por sus padres, pondría todo de su parte para que no pensaran que su hijo estaba saliendo con un don nadie, un muerto de hambre que iba tras su fortuna cuando era todo lo contrario. El dinero jamás le había importado, solo que se aceptara su relación con Tom y nadie volviera a pensar de él que estaba en el seno de una familia que no le correspondía.

Terminado el himno todos se pusieron en pie aplaudiendo. Bill los observaba mientras recuperaba el aliento, dándose cuenta de que además de sus compañeros entre las gradas había varias cámaras de televisión capturando cada momento.

Se le había olvidado que iba a ser televisado, ya se imaginaba a su padre viéndole desde la televisión en casa. No había podido asistir porque no estaba invitado a una celebración tan importante, solo algunos padres de los mejores alumnos de Hillerska y aunque estaba claro que Bill era uno de ellos, al ser becado parecía que era más que suficiente para ser tratado de otra manera, haciendo que su padre quedase excluido de la ceremonia ya que no era considerado apto para ser invitado.

El que sí había tenido que ir era Alex, al igual que todos los estudiantes de Hillerska. Le localizó sentado junto al resto de su clase pero parecía estar más bien en un funeral. Su semblante era muy serio y era el único que permanecía sentado mientras que los demás de sus compañeros estaban en pie aplaudiendo.

Entonces se levantó Nolan y ocupó el atril que había instalado delante del coro haciendo que terminara el aplauso y todos ocuparan de nuevo sus asientos. Diría unas palabras antes de cederle la palabra a Tom, quien sentado con sus padres no podía evitar removerse en su asiento como si no encontrara la postura adecuada.

David lo notó, sentado tras él se inclinó mientras que Nolan hablaba para saber si se encontraba bien.

—Tu discurso va después del de Nolan—le explicó, como si no lo supiera.

—No...no sé si estoy en condiciones de darlo—susurró Tom tragando con esfuerzo.

No podía evitar sentirse muy nervioso en esos momentos, ni siquiera escuchar la dulce voz de Bill cantando minutos antes con el coro había logrado hacer que se olvidara del mal momento que iba a pasar cuando tuviera que hablar en público.

— ¿Estás seguro?—insistió David.

—Tengo ganas de vomitar—soltó Tom en voz baja sin poderse contener.

David asintió con la cabeza y levantándose de su silla se dirigió con sigilo donde estaba sentado el padre de Tom.

—Me temo que Thomas no se encuentra en condiciones de dar el discurso—explicó en voz baja—No podemos arriesgarnos...a que vomite delante de todos. Tendremos que pasar al plan B.