Capítulo 32

27 3 0
                                    


Al cabo de una hora lo tenían ya todo montado. Aparte de las tiendas de campaña habían colocado algunas tumbonas atadas entre dos árboles y esos momento Bill y Tom se mecían en una de ella observando el lago que tenían delante y disfrutando de la tranquilidad que se respiraba.

Aunque no duró por mucho tiempo, Schneider enseguida volvió a tomar el mando y les hizo levantarse para participar en las actividades que habían programado. Querían terminarlas esa mañana para poder disfrutar luego del resto de la tarde libre.

Y eso hicieron, sobre las 7 empezaron a preparar la barbacoa y sentados además ante el fuego asaban salchichas y algunos también malvaviscos.

Ya había anochecido  y tenían varios faroles puestos por todo el campamento para que nadie se perdiera. Eso hacía que tanto Malin como Saki, el otro guardaespaldas de Tom, tuvieran que estar más cerca de lo que hubiera deseado Tom.

Sentado al lado de Bill trataba de que no se le quemase su salchicha entre las risas de su novio.

—No lo has hecho nunca, reconócelo—dijo Bill sin dejar de reír.

—Deja de meterte con un novato—murmuró Tom resoplando—No he ido mucho de acampada pero te aseguro que en otras cosas me defiendo mejor que nadie.

Bill se le quedó mirando alzando una ceja, le gustaría mucho saber en que otras cosas era el mejor. Estaba seguro que alguna podría descubrir esa misma noche.

—Oye, nada de móviles—escucharon la voz de Malin.

Tom alzó la mirada y descubrió a Clarisse y sus amigas que se acercaban a su hoguera para cenar con ellos.

—Lo estoy usando de linterna—se defendió Clarisse—Apenas se ve.

—Malin, déjala pasar por favor—pidió Tom poniéndose en pie—Es amiga nuestra.

—Vale, pero nada de fotos al heredero Kaulitz—insistió Malin dirigiéndose a las recién llegadas.

Clarisse asintió con la cabeza y se sentó en la hoguera justo al lado de Tom. Sus amigas ocuparon también su sitio y al poco se acercaron varios alumnos de Hillerska viendo lo animada que estaba esa hoguera.

Al parecer las otras chicas eran más tímidas y se negaban a mezclarse con los chicos. Pero gracias a Clarisse y a su grupo de amigas la hoguera de Bill y Tom era la más divertida.

— ¿Ponemos música?—preguntó de repente Rose.

—Venga, que estamos de fiesta—se apuntó Stephan.

Al momento la música resonó en la oscuridad y todos se pusieron en pie para bailar. Schneider no puso objeción alguna, era el primer día que los alumnos disfrutaban fuera del internado y él también había sido joven.

Bailando muy cerca de Bill, Tom tenía las manos puestas en su cadera y llevaba el compás sin dejar de mirarle a los ojos. Bill sonreía ampliamente entre sus brazos, hacía mucho tiempo desde la última vez que podían disfrutar de una agradable velada.



_*_




Una hora después parecía que al fin el resto de las chicas se había animado a mezclarse con los alumnos de Hillerska y en esos momentos cansados de tanto baile se habían sentado en grupos mientras charlaban de cualquier cosa en particular.

Una vez más Clarisse compartía la hoguera con Bill y Tom, y había logrado arrastrar a su hermano con ellos y le tenía sentado a su lado aunque en completo silencio.

Jóvenes Rebeldes (capítulos alternativos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora