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Su talón de Aquiles III




ariana's perspective




Resguardaba el collar de mi madre entre mis manos, mientras las olas que llegaban a la orilla me acariciaban los pies y la brisa me daba un gran abrazo. Siendo sinceros, sino fuera por el recado de mi padre. Nunca habría obtenido el valor o coraje para volver a este país, a esa ciudad, a esta isla, a este pueblo y menos a la casa donde todo comenzó. Tampoco al mar donde casi una fuerza sobrenatural me engulle sino fuera por un hombre que reconocía como mi padre, pero quien falló en salvar a mi madre de los monstruos. Me negaba a perdonarle eso, si era un dios tan todopoderoso, ¿cómo no pudo salvar la vida de mi madre? Entendía que no la amara o cosas así, aunque no aceptaría el no por respuesta de 'no haber podido salvarla'. Debo confesar de que hubiera preferido morir ese día antes de que mi madre lo hiciera.
A veces lo pienso de hecho.

—¿En qué piensas Ariana?—me preguntó Luke, noté como había entrelazado nuestras manos pero no las separé.—Puedes confiar en mí.

—Solo pensando Luke.

—Sé que eso no es verdad, puedes contar conmigo para lo que sea.

—Creo que te conté esto antes, en esta misma playa mi madre murió a manos de un monstruo que venía tras mí. El cual Zeus mando según como me han contado.—empecé a decir, reteniendo las lágrimas de frustración que amenazaban con salir.—Yo me fui a nadar, mi madre no me prestó mucha atención porque estaba distraída hablando con un hombre que no recuerdo. Llegue hasta lo más profundo, a penas veía a mi madre y de repente el agua bajo de mí me había engullido. No podía gritar, me habían quitado la voz. Era muy pequeña pero solo pensé en mi madre y cerré los ojos. Nunca sabría cuánto la iba extrañar en ese momento, cuanto me arrepentiría de haber hecho eso.

—Puedo imaginarme como tú te sientes, ninguno tuvimos la suerte de tener padres muy buenos que digamos.

No pude encontrar las palabras adecuadas para responderle, así que elegí el silencio en vez. Vimos como el atardecer se transformaba en un cielo nocturno, solamente iluminado por la luna y las estrellas. Por un momento gire mi cabeza para ver cómo estaba Silena, y ella permanecía tranquila y muy cómoda durmiendo en la hamaca improvisada que habíamos hecho antes. Mientras tanto, otro señorito se había dormido también sobre mi hombro. Lucia tan tranquilo y en paz, que no me atreví a moverme ni un centímetro para no despertarlo. Sentía una tranquilidad falsa, ya que como bien sabía, esto tenía la sensación de ser 'La calma antes de la tormenta'. Me preguntaba qué tormenta vendría a por mí esta vez.

La primera de ellas fue la muerte de mi madre, esa fue mi primera tormenta. La segunda de ellas fue llegar al Campamento Mestizo, al principio lo odiaba aquí porque todo lo que hacía me recordaba a mi padre. La tercera tormenta no sabía cuál sería, pero tenía el presentimiento de que sacudiría tanto la realidad que conocía, que ya nada sería igual después.

Ahí fue cuando sentí su presencia, esa tan familiar pero odiada a la vez. Mi mente me decía que era imposible que fuera él, que eran solo imaginaciones mías. Pero se hicieron realidad cuando comenzó a hablar.

—Me alegro de finalmente verte bien, Ariana. He estado esperando por muchos años.—dijo aquel hombre pelirrojo que aparentaba unos cincuenta y pocos años.—¿Cómo has estado?

—¿Cómo has estado?—repetí incrédula, de todo lo que me podía suceder, no esperaba ver a mi padre aquí. Esa presencia que nadie podía confundir, Poseidón.—¿Es eso lo primero que le dices a alguno de los otros semidioses que has abandonado a lo largo de los siglos? Quizás no, porque no fallaste en salvar a sus madres.—le dije llena de molestia, aunque manteniendo un tono de voz bajo para no despertar a Luke.

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