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TORNEO DE SEMIDIOSES
"La Selección"

ariana's perspective

Hoy era el gran día para muchos semidioses, estos próximos cinco días serían la base de nuestra reputación hasta el próximo año. Todas las victorias o derrotas serían recordadas hasta el próximo Torneo. En el cual siempre destacaban tres tipos de semidioses: el perdedor(uno que hubiera perdido el año pasado y por la aparente humillación repite de nuevo para quedar de todo menos el perdedor); el nuevo(alguno que hubiera entrado hace poco y no se haya acostumbrado a la dinámica que había en el Campamento. Siempre solían perder y no se les echaba en cara, ya que eran nuevos. Al año siguiente ya no tenían excusa. Y hago énfasis en 'Siempre solían perder...' porque cuando llegué, yo gané.); y por supuesto, la cereza del pastel, el ganador(aquel que ha sido uno de los dos ganadores del año pasado. Estos eran la élite de semidioses, considerados los más fuertes y líderes entre nosotros. Tras años de trabajo, podía considerarme orgullosamente parte de este selecto grupo no abiertamente conocido. A eso me refería que no había una lista pero todos sabían quiénes eran.)

Además, habían tres fases principales del Torneo de Semidioses: La Selección, El Entrenamiento y La Lucha. Originalmente cuando llegué solo habían dos, no estaba la de "El Entrenamiento". La cual se añadió dos años después de llegar, porque los nuevos debían de tener un terreno más nivelado en cuanto a poder y habilidad. Me parecía una buena idea, iba a ganar igualmente.

Justamente hoy era el día de "La Selección" y me desperté bastante pronto para salir a correr por el bosque un rato antes de que comenzase. Formaba parte de un ritual meticulosamente calculado y planeado por mí. Además de prepararme debidamente y no habiendo desayunado el primer día. Los cuatro que quedaban era importante comer.

—¿Yendo a correr temprano?—me preguntó un Damian Osber con su ropa deportiva y una sonrisa maliciosa en su rostro.—Vente conmigo, yo también corro todos las mañanas.

—¿Y juntarme con el hijo de Ares?

—No soy tan malo como crees.

—Te daré el voto de confianza.

Corrimos a paso silencioso hasta el bosque, donde aceleramos nuestros pasos y podíamos correr libremente sin importar hacer mucho ruido o no. Damian llevaba poca ventaja, eso solo fue a que tenía mi mente ocupada pensando en otras cosas. En cada uno de los Torneos que había participado en, desde que llegué al Campamento, tenía la mala costumbre de hacerle una ofrenda a mi padre cada día de los cinco. Aunque durante la Lucha, los luchadores siempre tenían la costumbre de hacerlo. Era un tipo de norma no escrita que todos seguían. Menos Luke. A él no lo he visto hacerle una ofrenda a Hermès y con razón diría yo. Ese dios de mierda no se merecía tal atención y respeto de parte de Luke, no después de lo sucedido con su madre. Quizás lo odiaba tanto o igual que Luke. Y de repente me caí al suelo. Iba tan absorta en el suelo que no vi la rama grande frente mía y no la esquivé. Gracias a mi imprudencia me gané una herida muy fea en mi barbilla y brazo. Además de lo que creo que es un esguince en la pierna.

—¿Estás bien Ariana?—me preguntó Damian corriendo de vuelta a donde me había caído. Tenía una expresión de preocupación.—Te has hechizo una herida bastante fea ahí.

—¿Crees que no lo sé?—respondí con sarcasmo. Me ayudó a levantarme del suelo.

—¿Te llevo al Campamento al estilo princesa? Seguro que ese novio Luke tuyo se pone muy celoso.—sugiere a modos de broma, aunque me hace poca.

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