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TORNEO DE SEMIDIOSES
Entrenamiento II y III

everyone's perspective

Los dioses funcionaban de una manera muy distinta y místicas para la mayoría de mortales. También sus necesidades y quehaceres eran muy diferentes. Ellos veían y entendían a la raza humana de una manera diferente, o eso era lo que la joven Ariana Galanis Nephus de diecisiete años creía en. Al ser una semidiosa y encima, una hija prohibida—ya que fue concebida por Poseidón y su madre después de que los tres hermanos hicieran el pacto de no tener más hijos y cazar aquellos que ya tenían.—comprendía todo estos asuntos más. No espero que su 'padre' fuera uno cariñoso o comprensivo, nunca tuvo expectativas sobre la relación que tendría. Si no estuvo desde un principio, ¿qué utilidad tendría estar ahora? Si no vio sus grandes momentos de la infancia, ella no lo querría después. Aunque todo cambió tras la muerte de su madre, ahí entonces fue cuando descubrió todo este mundo y la identidad de su padre. Ahí fue cuando empezó a odiarlo.

Ariana tenía una personalidad muy alegre y simpática con todos, incluso aquellos que no conocía pero con su padre, era inevitable para ella odiarlo. Para ella, era la razón por la que su madre ya no estaba con ella o por la que tuvo que vivir en este campamento.—una de las pocas que se le agradecía.—y además que tampoco es que hubiera hecho muchos intentos de comunicación.

Sin embargo, a pesar de todas las razones mencionadas anteriormente, ella anhelaba tenerlo como figura partera pero no lo aceptaría si se lo propusiera ahora. Eso ya era otro asunto totalmente distinto.

—¿Qué estás pensando niña?—le preguntó Dionisio, quien apareció de la nada, sacándola de sus pensamientos y haciendo que ella se girara a mirarlo. Le molestaba un poco que usara ese apodo con ella, aunque no lo usara con nadie más, le parecía no normal.—Venga ya, no lo digo a malas.

—Si lo sé, en el fondo fondisimo me quieres más de lo que te piensas y admites. Soy tu semidiosa favorita.—sonrió ella victoriosa.

—En tus sueños niña.—respondió, sentándose a su lado mientras podía ver a lo lejos, el resto de semidioses entrenando a un lado de la orilla del lago. Ya que estaban en la zona de las Cabañas.—Ahora, hazme el favor de no cambiar el tema y decirme que es lo que te pasa.

—Nada, Dionisio.

—Usando nombres, indicio de que te pasa algo.

"Odio como me conoce tan bien, incluso mejor que Luke o Silena en ocasiones." pensó Ariana mientras se mordía el labio y apretaba su mano en un puño. Tenía muchas emociones acumuladas. Con todo lo que le había pasado: el incidente en Atenas y su no participación en el Torneo de Semidioses. Este año para ella, las cosas parecían ir de mal en peor. Cuando pensaba que había superado cualquier adversidad, venía otra más para sumarse.

—Siento demasiado.—logró decir, conteniendo las lágrimas.—Hay cosas que ni les puedo contar, cosas que no entenderán.

—Si de verdad son tus amigos, y créeme lo son, entenderán cualquier cosa que les trates de explicar. Por algo son tus amigos, ellos son en los que te tienes que aguantar durante estos momentos.

—Están muy ocupados entrenando para el Torneo.

—Harán tiempo para ti.

—¿Desde cuando eres tan sabio Dionisio?

—Siempre lo fui.

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