IL DOLORE DELL'ADDIO
****************
Barbara Quinn.
Los días siguientes son... caóticos.
No sé si esa palabra define lo que hacemos en esos días realmente, porque él cumple su palabra de follarme al mismo tiempo que me ahogo llorando, pero esos momentos llenos de éxtasis, de esos minutos en donde mi mundo se reduce solo a suplicarle, a que mi voz se vuelva ronca. Esos minutos son mi mundo, es donde el dolor no existe, pero...
Cuando bajo de esa nube todo vuelve y cuando todo vuelve, duelo todo.
Él trata de ayudarme, de mantenerme ocupada e intento poner mi parte. Intento ocuparme, hacer algo, pero no lo logró porque al final de la noche todo vuelve a su lugar.
Intento seguir, pero sé que no puedo seguir en este lugar. No puedo seguir encerrándome, fingiendo que estoy bien, porque no lo estoy, así que he decido cerrar de la única forma que encuentro.
Volver a Medellín. Donde crecimos y donde nos conocimos.
Se lo notificó a Luzifer, que solo asiente sin hacer muchas preguntas, algo que se lo agradezco. Preparo una maleta pequeña con las cosas que necesitaremos durante estos días. Llamo a mamá para notificarle de que volveré a Medellín.
—Volveremos contigo. —Responde. —Iremos contigo, él también... él fue un hijo para mí y quiero despedirme de él.
—No tenemos... —Parpadeo, intentando no llorar. —No tenemos un cuerpo mamá.
—Lo sé. —Susurra. —Sé que has hecho todo lo posible para encontrarlo. Me lo ha dicho tu padre.
Un par de lágrimas se me bajan por la mejilla al escucharla. Me limpio la mejilla.
He estado ocupando mi cabeza con la búsqueda de su cuerpo, moviendo algunos hilos, pero nadie lo ha encontrado y con el ultimo informe que recibe, es que fue retirado entre los cuerpos de los soldados.
Entre otras palabras los militares se encargaron de desaparecer su cuerpo, paro no tener mucho papeleo.
—Entonces nos vemos en la casa.
—Barbara. —La línea se queda en silencio. —¿Estás comiendo? —Suelta después.
Se que quiere preguntar lo otro, pero ha decidido dejarme en paz. Al menos por hoy.
—Si. Estoy comiendo bien. —Respondo y una sonrisa se me dibuja en los labios. —Él se ha encargado de mi salud. No tienes que preocuparte por nada.
La escucho suspirar.
—Lo sé, pero... —Se queda en silencio. —Estas bien ¿cierto?
—Estaré bien. —Respondo. —Estaré bien, mamá.
La escucho suspirar.
—Estoy aquí. —Asiento, tragando saliva. —Te veo pronto, cariño.
—Adiós mamá.
Me comunicó con Baltasar, arreglando todo y en la noche ya estamos en el avión rumbo a Colombia. No duermo, aunque trato de hacerlo, así que para ocupar mi cabeza intento trabajar y Baltasar me da el resumen de las negociaciones.
Daniela permanece callada, escuchando, asintiendo, pero sé que está a kilómetros de esto.
—Seguiremos mañana, ve a descansar. —Hablo, deteniendo a Baltasar en medio de la conversación.
ESTÁS LEYENDO
QUINN ©
RomanceTRILOGIA INFERNO: LIBRO 2 El juego no ha terminado. Los espectadores siguen en las sillas, ansiosos de ver el final. Ella aprendió de su error y ahora viene preparada para jugar con su mayor contrincante. Nuevos jugadores resurgirán, aquellos que...