CAPITULO VI

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Después de aquella noche, Wang Yibo y Xiao Zhan se enviaban mensajes todos los días, a cualquier hora. Debido a sus respectivos trabajos, no habían podido salir juntos tantas veces como hubieran querido, solamente los fines de semana al cine, al parque, a algún restaurante o simplemente en el apartamento de alguno de los dos para ver películas. Los besos y las caricias no podían faltar, pero no habían llegado más allá todavía. Gracias a que vivían uno frente al otro, lograban verse a diario por un par de horas para desearse un buen día y en las noches para despedirse antes de dormir. De eso había transcurrido dos meses.

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—Atención, equipo... —dijo Lu Jian-Min apareciendo en las oficinas del sector creativo. Todas las miradas se centraron en él—. Una prestigiosa joyería desea realizar una campaña con nosotros, pero para eso nos han pedido varias propuestas antes de tomar una decisión.

Todos voltearon a verse unos a otros, aquello solo podía significar una competencia más para saber quién ganaría la campaña. He Peng esbozó una sonrisa torcida a Xiao Zhan, quien a su vez rodó los ojos.

—Así que ya saben, la mejor propuesta ganará además de una jugosa comisión, ser el jefe del departamento —continuó Lu Jian-Min—. El cliente puntualizó que quiere una idea original nunca antes vista. Confío en ustedes —Miró a Ji Li—. Sí, en todos.

Ji Li dio un respingo y tanto Zhuo-Cheng como Xiao Zhan no pudieron evitar reírse.

Lu Jian-Min se retiró a su oficina y todos volvieron a sus actividades. Zhan decidió revisar sus proyectos actuales. Poco después Xuan Lu entró a las oficinas con unas revistas en mano y se sentó en la silla al lado de Xiao Zhan.

—¿Qué es eso?

Xuan Lu sonrió.

—Una pequeña ventaja... —La chica soltó una risa pícara y llamó a Zhuo Cheng y Ji Li—. Ustedes dos, vengan acá.

Ellos obedecieron al instante y Xuan Lu le entregó una revista a cada uno.

—Son las campañas publicitarias anteriores de esa famosa joyería con la que tendrán que trabajar.

Zhan, Zhuo Cheng y Ji Li comenzaron a hojear las revistas. Desde el punto de vista crítico no había nada excepcional en las campañas. Eran los mismos estándares de modelos, mujeres y hombres, exitosos haciendo gala de sus riquezas y belleza a través de las joyas. Los fondos incluían mansiones y autos de lujo. Las mentes de los tres comenzaron a maquinar distintas maneras de dar a conocer las joyas sin usar los factores anteriores. Quizás evocarse a otra época o usar otros cánones de belleza.

—Pues tienen muy buenos gustos en joyas —mencionó Ji Li, a lo que los demás estuvieron de acuerdo. Las piezas se veían finas y delicadas.

Zhan continuó mirando las joyas cuando una en especial llamó su atención. Era una pieza de un hueso color plata con incrustaciones de diamantes. No pudo evitar pensar en Yibo. Últimamente había comenzado a llamarlo cachorro por alguna extraña razón y, además, el hueso se relacionaba bastante con la medicina veterinaria.

—Esta revista es de la campaña anterior, ¿cierto?, ¿crees que aún tengan esta cadena? —le preguntó a Lu. Ella asintió mientras echaba un vistazo.

—Sí, es muy probable que aún la tengan en existencia —Lo miró—. ¿Una cadena con dije de hueso? ¿Acaso estás pensando en regalársela a...?

Xiao Zhan intentó que no completara la indiscreta pregunta, pero ya era demasiado tarde. Ji Li y Zhuo Cheng captaron de inmediato.

Por una gatitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora