2

541 41 5
                                    


- No, de ninguna manera - dije exaltada

- Hirai Momo, no te estoy dando opciones ni preguntando, debes hacer lo que te digo, soy tu jefa

- Jihyo, antes éramos amigas, no puedes pedirme hacer eso, no tengo tiempo para esas cosas, no me interesa. 

Era el primer día de universidad, mi último primer día. Siempre he sido buena en las clases, gracias a mi desarrollo académico estoy posicionada en las mejores estudiantes de toda la uni; es por ello que muchos me apodan como "prodigio". Sin embargo, siempre me he visto en la obligación de estar rodeada de gente para "explicar" a la gente que no comprende de todo un tema; no tengo ningún problema con eso, lo malo viene cuando no me dan mi espacio personal.

Sabía que los cachimbos necesitaban un asesor, y en mis casi cinco años de carrera, había podido evitar ser uno. No me gustan las preguntas básicas como "¿dónde está el baño? ¿este profesor es bueno? ¿cómo ingreso a la plataforma virtual? ¿por dónde queda tal lugar?" 

Simplemente no está en mi ADN responder preguntas tan básicas, especialmente si sabia que la asesorada no tenía ni idea ni de donde estaba parada. Son como niños, y no soy niñera ni pienso serlo.

Hace menos de una semana había vuelto Jihyo, una ex amiga y compañera que llegué a encontrar seguido por la biblioteca; ella terminó cuando yo empecé, así que nuestra amistad no duró mucho. Volvió para felicitar mi rendimiento académico y decirme, no, mejor dicho, ordenarme que asesore a alguna cachimba.

Claro que me negué inmediatamente; pero no pude hacer mucho al respecto, ella ahora trabajaba en esa universidad y era la asesora en jefe, por lo que podía mandar a cualquier estudiante a ser asesor, y según ella, yo era la persona perfecta porque tenía un gran historial y debía ser el ejemplo de quien sea que me toque asesorar.

Esa mañana vi unas chicas, intuyo que fueron cachimbas, estaban hablando felices, cuando Jihyo se acercó a mi para decirme que iba a asesorar a alguien, definitivamente me molesté con ella. Pero dejé de levantar la voz cuando vi que una de las chicas miraba para nosotras, no quería causar una mala impresión.

Si estaba enojada, pero no iba a malograr mi imagen de esa manera.

- Lo siento Jihyo, tengo que irme - dije saliendo lo mas rápido del lugar lleno de gente, con rumbo directo a la biblioteca

- Oye tú 

- ¿eh? - dije en un tono confundida buscando aquella voz suave que claro que reconocía pero no encontraba

- HIRAI, TE HABLO A TI - gritó Sana persiguiéndome

Sana, mi mejor amiga desde que teníamos memoria; crecimos siempre juntas porque nuestras madres eran mejores amigas también. 

A diferencia de mi, a ella le encantaba asesorar a alguien, por algunos puntos extra, los cuales no necesitaba porque era buena en los cursos, pero supongo que buscaba alguna excusa para tener algo que hacer.

La gente solía pensar que ella era mi novia porque siempre estábamos juntas y Sana era la única persona con la que me juntaba por voluntad propia; sin embargo, no es así.

- HIRAI, TE HABLO A TI

Agarré a Sana fuerte de la muñeca y fui con ella, no tenía tiempo para explicarle todo en ese momento, Jihyo podría vernos y me seguiría insistiendo. Sabía que no podía hacer nada para cambiar que sería asesora, pero trataría de evitarlo por ahora.

Llegamos detrás de la biblioteca.

- Vaya chica, ¿qué pasa? - preguntó confundida

- Jihyo - Yo- Asesora - dije con dificultad

NUESTRO SECRETO / DAHMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora