Felicidad.

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CAPÍTULO #13

Su mente estaba llena de pensamientos revueltos y ni uno de ellos le llevaba a una solución, algo dentro de él se sentía bien y liberado al poder hablarlo con alguien. Siempre estaría agradecido con Mitsuya por su amabilidad y comprensión. Por otro lado esa sensación de inquietud y preocupación por ver a Manjiro lo carcome, no sabe a dónde ir o que hacer, así que solo caminó y caminó hasta llegar a un parque el cual no conocía. Frente a él se encontraba un lago hermoso, lleno de patos y algunas personas que alimentaban a los animales con pan. Sonrió cuando ubicó a uno en especial, nadaba con velocidad hacia el Hanagaki y este con inocencia  se agachó para acariciar al pato verde.

Cuando su mano se estiró para tocar al animal, una mano lo detuvo repentinamente, asustado volteó y se encontró con la mirada enganchada en aquel pato, sus ojos violetas mataron al animal con su sola mirada.

-No puedes tocarlos, estos patos desgraciados muerden- aseguró parándose junto al Rubio sin soltarse las manos- que inoportuno eres, Takemichi.

Su sonrisa resplandeciente paralizó al Hanagaki, Ran apareció para salvar su mano de una mordida de aquel engañoso pato, sus ojos picaron y sonrió entorpecido al mirar sus manos tomadas. en un intentó de zafarse por la vergüenza, sintió un leve apretón en la mano y la sonrisa del Haitani, lo cual indicaba que no lo dejaría ir.

-Caminemos un poco Takemichi.

Tampoco quería negarse, de igual manera apretó la mano del alto y comenzaron a caminar por el bello parque, ¿Por qué nunca había estado en ese lugar? Quizás fue por pasarse  los últimos 8 años tras Manjiro, sus ojos y corazón jamás miraron otro cosa que no fuera el sano y en un lugar oculto en su interior se cuestionaba si había hecho bien en amarlo tanto...

Los árboles bailaban en una danza tan hermosa que las pocas hojas que aún se mantenía aferradas al tronco, caían lentamente hasta llegar al suelo.

El invierno comenzaba a llegar con fuerza.

Su sonrisa se desvanece al sentir un fuerte ardon en la garganta, fue como si una daga caliente atravesara su garganta. Supo de inmediato de que se trataba y sin poder detenerse, comenzó a toser fuertemente mientras un ardor invadía sus pulmones.

Sus manos taparon su boca intentando ocultar el pequeño pero viscoso líquido rojo que había expulsado de su garganta. Sus ojos miraron con temor sus manos manchadas de sangre y al mirar a su acompañante, este se acercó a él y limpio sus manos entre un pañuelo gris. Su expresión era serena y sin cuestión alguna.

-Takemichi, ¿Comiste pescado? O tu tos es muy grave- bromeó acercándose al rostro de chico, limpió sus labios rojizos y hábilmente acarició sus mejillas rojas y suaves.

¿Se había dado cuenta? Claro que no... Cualquiera supondría lo mismo, solo tenía una tos grave que al pasar de los días mejoraría.

-Gracias Ran... Creo que tengo mi garganta lastimada- sonrió felizmente, en algún punto no dijo mentira alguna.

Caminaron hasta llegar a una banca donde se podía ver mejor el paisaje y el sol ocultándose.

-¿No pensabas invitarme a tu boda?- la pregunta del Haitani lo tomó por sorpresa y con una sensación amarga decide echar una sonrisa agotada.

TakemichiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora