ENTRE AMORES Y CAFÉ

Arquitecto de mis días

Pensando que un día es un período de 24 horas que corresponde aproximadamente al tiempo en que la Tierra da una vuelta completa sobre su eje, me surge una duda ¿Dónde estudian los arquitectos de los días? Si, leíste bastante bien, existen personas que se dedican a construir los días en la vida de otras. A veces lo hacen con una palabra de aliento, con un abrazo, con un beso, expresando lo valioso que es el vínculo que mantienen o sencillamente con su presencia. 

Reconocer a estos profesionales no es algo sencillo, hay quienes pasan su vida sin encontrar uno y transcurren los años sin edificar nada, así comprendí que coincidir con un arquitecto de los días es un golpe de suerte. 

En mi particular caso existió una recontratación, en una primera etapa construyó los cimientos seleccionando materiales de la mas alta calidad como: tiempo a mi lado, cuidados en enfermedades o accidentes, una amistad pícara, divertida y sincera, caricias tiernas, lealtad y protección de todas las formas posibles. Viendo los cimientos y la dedicación del arquitecto había quienes pensábamos que el trabajo en esa construcción sería permanente. 

Sin embargo, la relación laboral terminó a causa de malos entendidos entre las partes, por mi lado había aspectos de los planos que no comprendía y el arquitecto pensó que se sobre entendían, siendo innecesario para él explicarlas. Ambos creímos que no encontraríamos la manera continuar con el proyecto y decidimos abandonar la obra.

 Eso no impedía que de vez en cuando y sin que yo lo supiera el arquitecto pasara e hiciera pequeños avances que yo descubriría tiempo después; viendo hacia atrás hoy entiendo que nunca quisimos detener el proyecto, solo él necesitaba actualizar sus conocimientos y yo ampliar mi presupuesto para poder entendernos. 

Aunque lo busqué por mucho tiempo para continuar con la obra pudimos coincidir hasta años después. Mi sorpresa fue grata al descubrir que él traía ideas innovadoras lo que me hizo decidir que esta vez no escatimaría en presupuesto. 

Desde entonces y con esos cimientos tan fuertes hemos levantado bardas, ladrillo a ladrillo, pegándolos uno a uno con constancia y congruencia. Esas bardas tienen en esencia amor, protección, comunicación y  atención a los detalles. En esta recontratación el arquitecto no toma decisiones unilaterales, se volvió mas paciente para explicar los planos pero sobre todo demuestra interés en este proyecto. 

Me he podido dar cuenta que le pone tanto empeño a esto que trata siempre de ser su mejor versión, sin que eso implique abandonarnos otra vez, admiro su capacidad para trabajar el interior pues es bien sabido que el trabajo en interiores puede ser difícil. Ha habido ocasiones en las que me da temor o incertidumbre quedarme sin presupuesto para la obra pero basta solo escuchar su voz para que juntos encontremos la manera de continuar. 

De vez en cuando construye con besos tiernos y apasionados, caricias lentas y llenas de amor y siendo totalmente franca esos días siento todo tan nuestro que creo que decidirá quedarse de forma permanente. 

Yo estoy convencida de que solo estoy interesada en que él sea el arquitecto, sé que haría un excelente trabajo estando de planta y si en algún punto le surge otro proyecto  le pediré solamente que me construya una banca frente a la obra principal para cuando él  no esté poderme sentar a apreciar tan bella creación y así aún en su ausencia seguirá haciendo mis días.