Epilogo

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Versta

Checo estaba prácticamente radiante.

 Desde el día en que Nico y  Lew se unieron, se había sentido muy feliz. El día que le dijo al médico humano que ya no necesitaría sus servicios, apenas se le borró la sonrisa de la cara.

 Había estado más feliz que nunca, dejando que todos los que conocíamos le tocaran la barriga cuando el bebé se movía y dándome tantos besos y abrazos que prácticamente me había vuelto blando por dentro y por fuera. Estaba tan contento y emocionado por lo que estaba por venir que no creía que pudieravolver a luchar, aunque tuviera que hacerlo.

 La dulce felicidad de Checo era demasiado contagiosa. Pero verle dirigir esa brillante sonrisa a la consola de comunicaciones y al Alfa del otro lado casime hace hervir la sangre.

-Entonces, ¿vendrás? - sonrió Checo

 En la imagen escandalosamente nítida, Fernando suspiró, pareciendo ceder con una sonrisa de malagana.

-Sabes que nunca puedo decirte que no, -refunfuñó. -Aunque esperaba evitar volver a poner los ojos en esas serpientes. -

La sonrisa de Checo se tensó y miró subrepticiamente en mi dirección.

-Hay una de ellas ahí, ¿verdad? - adivinó Fernando 

La sonrisa congelada de Checo se tornó culpable y, frunciendo el ceño, decidí exponerme, poniéndome detrás de Checo donde pudiera ser visto por la cámara.

-Bueno... Hola, Versta ¿Por qué no me sorprende verte? -

- ¿No es mi deber asegurarme de que mi omega está a salvo de los gustos de los Alfas furtivos?-preguntó.

-Versta- advirtió Checo, y la mirada cafe de Fernando se oscureció.

-Ya. Porque soy un peligro desde el planeta Kryon, hablando con Checo a través de un monitor. -

Parecía tener que forzarse para no decir más, y del mismo modo, yo no podía evitar querer seguir discutiendo

-La última vez que viniste a Mukhana, te llevaste injustamente a mi pareja - le recordé con rectitud

.-Checo quería venir conmigo, - me recordó, y el hecho de que no pudiera discutir eso hizo que apretara los puños.

- ¿Qué va a impedir que vuelva a ocurrir? - exigí.

-Chicos, - interrumpió Checo, tratando de detenernos, pero Fernando estaba tan acalorado como yo.

Apoyó las manos en la superficie de la mesa frente a él y se levantó, inclinándose más cerca de la cámara.

-Puedes confiar en mí, amigo, - advirtió. -Si Checo quiere volver a salir de Mukhana, me lo llevaré de ese planeta olvidado de la mano de Dios más rápido de lo que puedas parpadear. -

La rabia se apoderó de mí. Mostré los colmillos instintivamente, deseando que estuviera aquí para decírmelo a la cara.

- ¡Oye! - Checo estalló. -No me voy a ninguna parte. -Sus manos se posaron en mis hombros, obligándome a mirarle.- mírame. Estoy embarazado. Y aunque no lo estuviera, soy feliz. -

Lo último se lo dijo a Fernando y pude ver cómo la mandíbula del hombre se apretaba y la satisfacción sustituía a mi enfado. No necesitaba luchar para mantener a Checo aquí. Confiaba enque él me elegiría a mí.No obstante. No me gustaba la idea de que Alonso estuviera cerca de él. Estaba demasiadointeresado en Checo y era obvio.

-Mira, - dijo Checo al monitor, -sé que todos empezamos con mal pie, pero significaría mucho si vinieras aquí y tomaras mi lugar. No podré hacer muchas de las excursiones que había planeado.Hay una cueva enorme y un templo dentro de la selva y ya no estoy en condiciones para ello, porno hablar de la razón principal por la que te quiero aquí... Sería estupendo tenerte por aquí unbtiempo. -

La sinceridad de su voz no pasó desapercibida para mí, y sentí que mi ceño volvía a fruncirse justo en el mismo momento en que Fernando  cedía visiblemente

-Estaré allí en cuanto termine aquí. Aunque puede que tarde un mes en terminar aquí y presentarel papeleo correspondiente.

 -Checo sonrió.- ¡Te estaré esperando! -

Fernando le dedicó una sonrisa de mala gana y se despidió con la mano antes de desconectar.En cuanto la línea se quedó en blanco, Checo se giró, sonriendo y rodeándome los hombros con los brazos.Dejé que mis manos cayeran a su cintura y miré su sonrisa descarada.

-Eres mono cuando estás celoso, - me dijo

.El montículo duro y redondo de su vientre me presionó, y fue como un recordatorio de la realidad.Ya había ganado a Checo. No había necesidad de enfadarse con Alonso ahora.

Sólo tenía que pensar en eso cuando llegara.Sacudiendo la cabeza, me incliné y junté nuestros labios.

-Eres demasiado problemático, - reprendí juguetonamente. -Y no me gustaría que fuera de otra manera. 

THE END

THE END

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The Alien's Pregnant Omega IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora