"Nunca tuve un diario. Me causa tristeza saber que este es el primero, pero, también el último"
Nishimura Riki, un chico de 19 años, vive una de las pérdidas más grandes que puede vivir una persona, la de su gran amor. Su única salida es acabar con...
Me encontraba solo en el sofá que compartía con Sunoo bajo la oscuridad de la noche con solo una luz tenue prendida que no alumbraba más que la mesa pequeña en la que solía comer. Escuchaba atentamente como las gotas de la lluvia caían con fuerza fuera de mi casa trayendome un gran sentimiento de tristeza y soledad, de mi cabeza no salía todo lo que había vivido en este tiempo, en poco tiempo todo eso desaparecerá, mis pensamientos, mis sentimientos, yo. Todo se irá y me da miedo pensar en aquello, me da miedo morir. Se que es algo cobarde pensando en que tomé esa decisión hace mucho tiempo, pero me da miedo, tengo miedo, una parte de mi quiere olvidarse de todo y tratar de salir adelante, ir a terapia, ser feliz como cualquier joven a mi edad, pero otra parte quiere acabar con todo.
Tengo fé, esperanza de que me reencontrare con Sunoo ya sea en otra vida, en otro planeta o universo, se que lo volveré a ver. No importa si reencarno como un animal y el me tiene de mascota se que lo veré, volveré a sentir su aroma, su tacto, escucharé su voz, su risa, veré sus ojos, solo necesito verlo.
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Suspire y cerré mis ojos, no escribía en mi diario hace 17 días, ya no tengo nada más que contar pero sí una última cosa que hacer.
Me levanté despacio, no tenía prisa, camine arrastrando mis pies hacia mi habitación, prendí la luz y avance, busqué en mis cajones un cuaderno y lápiz, tardé menos de 5 minutos en encontrarlos. Me senté en el suelo apoyando mi espalda en la cama, abrí el lápiz y comencé a escribir en el cuaderno que estaba apoyado en mis piernas. Después de escribir toda una plana saque la hoja, la doble dejándola en forma de un cuadrado, suspire y la coloque en la mesita de noche que estaba a mi lado. Volví a tomar mi lápiz, dude en escribir pero lo hice, termine y repetí lo que hice con el papel anterior, deje el cuaderno a un lado y el lápiz encima de él. Esta vez busqué en los cajones de Sunoo. De ahí saque dos sobres, uno rosa pastel y otro verde. Volví a sentarme en el suelo y tomé el lápiz, en el sobre rosa escribí en una esquina "Konon" y en el sobre verde "Heeseung", tomé el primer papel y lo deje en el sobre verde mientras que el segundo en el sobre rosa, coloque un poco de saliva en la esquina de los dos y los selle, me asegure de que quedaran bien y me levanté.
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Era tarde pero es lo que menos me importaba, estaba camino a la Casa de Huéspedes, iría a dejarle mi carta a Hee, así si podría irme tranquilo. Mire la hora en mi teléfono viendo como la pantalla de este se empapaba, eran las 23:07 de la noche, lo guarde y seguí caminando pero esta vez más rápido. Al llegar me saque el gorro de mi chaqueta mojandome el cabello. Toque la puerta tres veces, pasaron segundos para que alguien abriera, me quedé en silencio sintiendo un nudo en la garganta. Heeseung no me abrió la puerta y menos Yuqi, era Hyein, la hermana pequeña de Seungmin, estaba frente a mí, suspire tratando de que el nudo desapareciera.
--Riki, estás aquí --sonrió corriendose a un lado dándome la pasada.
Entre sin dejar de mirarla, había cambiado mucho. Una vez que cerró la puerta hable.
--Hyni… creciste --rei sintiendo como mis ojos se llenaban de lágrimas, ella al notarlo me abrazó y sobo la espalda.
--No llores --se río separándose--. Vamos al comedor, estamos comiendo torta --volvió a sonreír.
Si estaba Hyein, estaba Seungmin. Comencé a temblar con solo pensar en verlo. Seguí a Hyein hasta que llegamos al comedor, ahí estaba sentado Seungmin, riendo y contando cosas que supongo que le habían pasado, con solo escucharlo hablar comencé a llorar.
--Min, esta Riki… --dijo Hyein bajito cerca de él. Éste inmediatamente se giró y al verme se levantó de la silla, caminando hacia mi dirección para abrazarme.
--Riki, Dios mío --podía sentir como comenzó a llorar--. Te extrañe tanto… --me abrazo más.
--¿Por qué ahora? --dije en un susurro inaudible aferrandome a Seungmin, solloce y hable--. ¿Por qué te fuiste? --me separé mirándolo a los ojos.
Suspiro y se secó las lágrimas--. Te explicó luego, dime como estás --apoyó una mano en mi mejilla sonriendo.
--Bien, estoy bien --forcé una sonrisa que duró dos segundos volviendo a llorar.
--¿Y Sunoo? ¿Cómo está el? --me miró curioso ayudándome a secar mis lágrimas.
El aire se me fue por unos segundos pero asenti--. Él está bien… --sonreí bajando la cabeza--. No ha pasado nada novedoso --lo miré.
Río y asintió--. Me alegra que sigan juntos y sobre todo felices --me dio dos palmadas en el hombro haciéndome sonreír con pesar.
Asentí sin decir nada, era mejor que él no lo supiera, no ahora.
Mire hacia la mesa y me percate de que no estaba Hee. Volví a mirar a Seungmin--. ¿Y Heeseung?
--Oh él tuvo que salir, volverá en dos días
--¿Dos días? --alce mis cejas y una sensación de desesperación me invadió.
Asintió y sonrió--. ¿Necesitas decirle algo? --me miró curioso--. Si quieres le puedo avisar para que te vaya a ver --pausó unos segundos--. ¿Sigues viviendo con Sunoo?
Asentí despacio--. Si, él… está en casa --baje la mirada--. Durmiendo…
--Esta bien, entonces cuando llegue le digo que te vaya a ver
--No, no es necesario… Necesito que le entregues esto --saqué de mi bolsillo el sobre y se lo entregué.
Lo recibió y me miró--. ¿Puedo saber que es?
Negué--. Lo siento pero no, es algo mío y de él --hice una media sonrisa--. Por favor prometeme que se lo entregaras tal como yo a ti, es algo importante…
--Si Riki, se lo entregaré --sonrió--. ¿Quieres comer algo? --me quedé en silencio dudando si aceptar o no pero antes de poder hablar él lo hizo--. No puedes decir que no, no nos vemos hace mucho --me dio una palmadita en el hombro y yo asentí.
