Manzana Podrida ┊FIC RADIOAPPLE

❝〔Capítulo 5: Viejas Emociones〕❞

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Pasaron exactamente dos días después que Lucifer y Alastor hayan pactado aquel trato, un día le tomo al rey recuperar un poco de su energía, el demonio de la radio se había excedido aprovechándose de aquel favor.

En su cama Lucifer observaba su muñeca que se encontraba vendada, los filosos y fuertes dientes de aquel pecador en verdad habían perforado con profundidad su piel y le estaba tomando tiempo sanarla pero al no perder sangre no era algo de que preocuparse.
Suspiró pesado, giró en su cama quedando con los brazos extendidos observando el techo de su habitación, por sobre su cabeza sobrevolaban unos patitos de hule, estos eran de colores vibrantes y otros parecían soltar chispas brillosas. De noche eran una ayuda y más cuando sentía que la oscuridad de su cuarto amenazaba con tragar su existencia.
Le era imposible no pensar el porqué había decidido hacer ese tipo de pacto, buscaba deshacerse de él pero en cambio prefirió que estuviera a la par de su hija; cerró un momento los ojos y se percato que no eran distinto a un humano a fin de cuenta también podía sentir como cualquiera incluso podría decir que de una manera más intensa.

—Un ser de luz… eh?

A veces su mente le jugaba pasadas con respecto a su propia existencia, tanto él como sus hermanos son una creación en base al poder de su creador, volviéndolos omnipotentes y omnipresentes, a diferencia de los primeros humanos de la creación ellos no tuvieron una infancia o niñez, no experimentaron los cambios que la vida hacia pasar al propio ser humano. Un estallido de luz y ¡puf! Así nacieron los arcángeles.
Atribuía que por eso no pudieron experimentar por etapa sus diferentes estados de emoción como debían ser, y debían saber lidiar de golpe esas cargas emocionales. Giro en su lugar quedando de lado observando la puerta, frunció el ceño levemente, no pudo desayunar con su hija ya que debía esconderse ahora en su cuarto.
¿Y porque? Porque cierto demonio ignoro la advertencia que este mismo le había dado y en toda la mañana lo estuvo acosando buscando un poco de su néctar. Su único refugio en el hotel era su cuarto.

Horas antes…

El ángel fue uno de los primeros en despertar, como habitualmente se le estaba haciendo costumbre, al llegar a la cocina pudo divisar como Alastor, siendo tan madrugador, ya se encontraba realizando el desayuno de los muy pocos residentes.
Tomó un lugar en la mesa y entre sus manos sostuvo el periódico que vio apoyado en ese lugar, no era alguien que le molestase la tecnología pero había hábitos a lo que estaba acostumbrado y uno de estos era el de leer las noticias en papel impreso antes de buscar por las redes del infierno en su teléfono celular.
Mientras leía el encabezado de varias noticias subió su mirada ligeramente cuando la sensación de que lo observaban comenzaba a inquietarlo, noto a Alastor con sus ojos puestos sobre su presencia, quiso ignorar aquello pero le fue imposible tras varios minutos.

—Alastor… ¿necesitas algo? —se animo a preguntar mientras dejaba el periódico donde lo había levantado.

—No mi majestad, solo me había percatado que no se encuentra con aquel dispositivo que suelen usar en su mayoría los demonios actuales para ver noticias… ese aparatillo singular.