El día había llegado, una Madrigal volvería a contraer matrimonio con un chico ordinario del pueblo. La pequeña, pero alegre población estaba haciendo los preparativos finales para la realización de tal evento; prepararon la capilla, el centro del pueblo e incluso la pista de baile.
Dentro de la casa encantada, la familia preparaba a la hermosa Dolores para el día más importante de su vida. Isabella y Mariana —quienes, por cierto, eran las damas de honor— salieron con la excusa de preparar el ramo de flores de Dolores, el resto de la familia se quedó dentro de la casa preparando a la novia.
Isabella estaba recogiendo del suelo las hermosas rosas y crisantemos que creó con ayuda de su don, miró disimuladamente a su compañera y amiga, que se mostraba pensativa e incluso triste por una situación de la que ella había sido testigo.
—¿Todo bien Mari? —preguntó la morena sin dejar de trabajar. —Te noto fatigada.
—Todo está bacán, no tienes por qué preocuparte —insistió con un tono apagado, señal clara de su inconformidad. Isabella pausó su trabajo y la miró entrecerrando sus ojos.
—Venga, somos amigas. Si tú me dices lo que pasa, yo te diré un secreto —Intentó sobornarla. Al ver la sonrisa cómplice de su compañera pudo ver que había dado en el blanco.
—Es Camilo —respondió relamiendo sus labios mientras encontraba las palabras correctas para no quedar mal con Isabella por recriminar la actitud de su familiar. —Él me dijo cosas hirientes y realmente pensé que él y yo... ya sabes —Levanto la mirada hacia la azabache, dejándola apreciar lo herido que estaba su corazón.
Isabella chasqueó la lengua y abrazo a su amiga por encima de sus hombros, brindándole todo el consuelo y apoyo que necesitaba.
—Lo siento mucho Mari —Se disculpó en nombre de su primo. —Pude verlos, sé lo horrible que se portó contigo. Hablaré con él si es necesario y él tendrá que escucharme.
—Déjalo así Isa —pidió la chica menor. —No quiero seguir pensando en eso.
Isabella suspiró dejando el tema a un lado como Mariana lo había sugerido. Ambas siguieron con su trabajo en absoluto silencio hasta que Isabella confesó sus planes que le emocionaba el corazón.
—Hielo y yo vamos a fugarnos —Mariana abrió sus ojos y miro a Isabella con total asombro. La morena solamente sonreía mostrando su alegría por hacerlo.
—¿Fugarse? ¿A dónde?
—Iremos a... Un sitio lejano, un lugar donde me prometió que seríamos muy felices.
—¿Y qué hay de tu familia? —Mariana sabía de primera mano que los Madrigal aún estaban preocupados por la herencia de los dones y el linaje que debían mantener para cuidar a su encanto. Le preocupaba que todos se fueran en contra de Isabella por tan solo pensar que quería abandonar a su familia y pueblo.
—¿Y qué hay de lo que yo quiero? —ambas se levantaron del pasto, limpiando sus vestidos e Isabella sosteniendo el ramo de dolores en sus manos. —Mariana, nunca había deseado tanto querer pertenecer a una persona. Hielo es mi lugar seguro, es mi amor y es... Es mi libertad
La castaña fue testigo del profundo amor que su amiga sentía ante esta perdona que ambos apodaron como "Hielo". Negó con una sonrisa dándole toda la razón a ella.
—Ay, Isa ¿De verdad la amas, no es así? —Isabella asintió con un brillo en sus ojos.
—Con todo lo que soy.
Con esa aclaración, Mariana abrió sus brazos para darle un abrazo como símbolo de su apoyo.
—Solo promete que me escribirás —pidió la castaña.
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𝐇𝐞𝐚𝐯𝐞𝐧'𝐬 𝐄𝐲𝐞𝐬 | «Camilo Madrigal × OC!Female»
Aléatoire( 🌷 ) ; ----------------------------------------- • • • Mariana llega al pueblo donde el encantó recide. La abuela líder de los Madrigal nota que la historia de amor que tenía con su difunto marido, volvió a renacer, ahora en su nieto Camilo y en l...