No sé cuantas veces hicimos el amor ese día, pero debieron ser varias tomando en cuenta que solo salimos a almorzar y cenar y que al día siguiente estaba tan cansada y adolorida que me fue casi imposible levantarme.Comenzaba el día tres.
—Por favor —supliqué a Calle mientras colocaba mis brazos alrededor de su cintura. Ella estaba intentando levantarse, pero mi peso sumado con su propio cansancio no se lo permitían. —Cinco minutos más.
—Eso dijimos hace cinco minutos, amor —bostezó. —Tenemos que desayunar.
—Por favor. Estoy cansada... Y todo por tu culpa —la acusé.
—¿Mi culpa? —preguntó intentando fingir estar ofendida. —Fuiste tú quien quiso continuar luego de la cena.
—Si, pero tú empezaste todo esto —me justifiqué. —Y eres tan jodidamente sexy que no pude resistirme —agregué. Habría hecho algún tipo de movimiento tentador de no haber estado tan estúpidamente cansada.
—¡Daniela Calle! —escuchamos gritar a Kim tras la puerta mientras la golpeaba con todas sus fuerzas. Para ser una chica bajita tenía un tono de voz bastante intimidante cuando estaba enojada.—¡Más te vale sacar a tu novia de ahí o iré yo misma! —amenazó. —¡Tengo hambre! —lloriqueó finalmente.
Creo que sus amenazas fueron suficiente para Calle, pues en menos de lo que pensaba ya se había levantado y estaba vistiéndose. Ella me ayudó en la tarea, y sé que se esforzó mucho, pues su especialidad era desnudarme.
—¡Buenos días, Caché! —nos saludó Laura con una sonrisa. —¿Tuvieron una buena noche?... Sé que si, las escuché.
Me sonrojé de inmediato y miré al suelo con nerviosismo.
—¿Podrían pensar en nosotras la próxima vez? —preguntó Kim. De inmediato abrí mucho los ojos, y Calle hizo lo mismo que yo. Estábamos sorprendidas por su petición. —¡EW! ¡No de esa forma! Lo que quise decir es que no pudimos dormir bien porque los gritos de ustedes dos se escuchaban hasta en la Antártida... ¡Y ahora llegan tarde a comer!
—Lo sentimos —murmuré suavemente.
—Lo único que sentiste anoche fue a Calle en...
—¡Basta! —exclamó mi novia. —Es hora de comer, no de hablar.
Y Laura solo le hizo caso porque ella también tenía tanta hambre como Kim.
Calle fue a hablar con Abi, quien estaba en un rincón del lugar comiendo los emparedados que nos habían dado. No creo que Abi le haya dicho alguna palabra, pero Laura, Kim y yo la vimos sonreír.
—¿Ni una palabra? —pregunté. —¿Ya intentaron hablarle de Beyoncé o...?
—Ya lo intenté —murmuró Laura tristemente. —Ni una palabra.
—¿Y no intentaron conversar con ella sobre sus sentimientos o...?
—Lo intenté. Sabes que soy buena para eso —dijo Kim con melancolía. —Pero ella solo escucha, Poché. Es como si el Virus Letal le hubiese cortado la lengua.
—Tal vez... deberíamos intentar algo más.
—¿Algo cómo qué? —preguntó Laura con curiosidad.
Les conté mi plan rápidamente, y no sé si aceptaron porque era bueno o porque era el único que teníamos.
Caminamos lentamente hasta donde Calle y Abi estaban y nos sentamos junto a ellas. No hace falta decir que yo me coloqué al lado de mi novia, pero sí que me abracé a su cintura y deposité un tierno beso en su mejilla.
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Virus Letal | CACHÉ
Fanfiction-Voy a morir -acepté con tristeza. -Ellas van a morir -continué. Y jamás había sentido peor nudo en mi garganta que aquel cuando finalmente dije: -Tú vas a morir.