Parte 33

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Jungkook me giró rápidamente, dejándome de espaldas contra el colchón y siguió hablando.

—¿Entendiste, Jimin? —el tono de su voz no admitía replica, era duro y ronco mientras quitaba misbotas y sacaba mis jeans completamente. —O, ¿debo darte un par de azotes más...? —sonriósocarrón.

 —Entendí, Amo —murmuré un poco más relajado y casi pude sentir su sonrisa.

Parpadeé ante el hecho aterrador y excitante de entender que yo deseaba esto tanto o más que él.

 —Muy bien, bebé, eso no te ha dolido —acarició mi muslo y negué a pesar de que aún me picaba eltrasero.

¡Claro que había dolido, pedazo de cabrón!

Pero a pesar de la picazón, la experiencia no había sido tan mala. 

¡Joder! Estaba confundido, había sido una extraña mezcla de placer, sorpresa, vergüenza y anhelocon la dosis justa de dolor. 

Jungkook acarició mi rostro con uno de sus dedos y perdí completamente el hilo de mispensamientos. 

—De eso se trata el juego de Dominación y Sumisión, de entrega y confianza... —susurró lentamentemientras su nariz se deslizaba por mi cuello. —¡Gírate! Coloca tus manos y tus Rodillas sobre la cama

Lo obedecí rápidamente su mano sujetó firme mi cadera mientras la otra volvió a acariciar mi traserolastimado, fue un roce relajante hasta que separó mis nalgas y acarició con su lengua mi entrada. 

—¡Kook! —jadeé, inclinándome hacia adelante, su mano se tensó en mi piel justo antes de sentirun nuevo azote, cerré los ojos ante la adrenalina que recorrió mi cuerpo.

 —¿Cómo debes llamarme, Dulzura? —quitó la venda de mis ojos.

 —Amo —contesté en voz baja. 

—¿Tienes miedo?Asentí.

 —Tienes una palabra de seguridad, úsala cuando creas que bordeo tus límites, no te obligaré a nada,esto es algo que quiero intentar hace mucho tiempo, pero, tienes que relajarte.

 Volví a asentir. Separó nuevamente mis nalgas y su lengua volvió al lugar de antes. Me sentíaexcitado, asustado y a la expectativa.

 —Me encanta tu piel, es suave... Sedosa —acarició mi pecho e inmediatamente mi pezón se elevóante su toque. Jungkook me giró de nuevo dejándome acostado de espaldas en la cama. —Jodidamente bello, ¡y listo para mí! —salió de la cama, levantó la bufanda del suelo y me la enseñó.

 —¿Eh? 

—Amo y sumiso. 

Tragué saliva, mi corazón se agitó otra vez, evidentemente mí experiencia con un dominante nohabía empezado y lo confirmé cuando sacó unos juguetes sexuales. 

—Kook... 

Shh...

 Mientras me reprochaba por el "Kook", me cubría nuevamente la vista con la venda. 

—Amo.

 —No hemos empezado —tomó mis manos, las puso por encima de mi cabeza y las ató con labufanda, a la cama.

No escuchaba más que la pulsación de mis latidos, la temperatura de mi cuerpo iba del calor al frío...

 ¿Y si tengo fiebre? 

Estaba a punto de hablar cuando sentí algo duro y frío deslizarse sobre mi abdomen y en medio demi pecho, mi cuerpo volvió a la agradable sensación de placer y de mis labios brotaron gemidoscuando un zumbido acompañó la caricia alrededor de mis pezones.

noventa diasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora