Tras la partida de Taehyung, los aposentos del concubino se sumieron en feromonas agrias, incluso nauseabundas. Cualquier artefacto que pudiera romperse, quedó completamente destrozado, hecho pedazos en el suelo por la incontenible y creciente ira en el cuerpo del omega.
Gritó, lloró e incluso hirió de muerte a un par de doncellas que intentaron acercarse a su nido; porque claro, el Rey no sólo lastimó la parte humana de Jungkook, sino que también, a su lobo, provocando que esté anidara de tristeza en su lecho.
Si bien, el azabache estuvo de acuerdo en llevar a cabo aquel encuentro, jamás esperó ser sometido a tanta humillación, a tan hiriente y frívolo tacto.
Intentó escapar de las murallas del palacio en varias ocasiones, pero, debido al reciente apareamiento tenía prohibido dejar el lugar; de llevar en su vientre al futuro heredero de la corona, se condenaría de por vida a permanecer en el palacio, y quizás, criar a su hijo cuando esté naciera.
Las circunstancias no fueron amables con él, la vida lo estaba tratando de la manera más horrible posible, pagando una condena alta de un crimen que jamás cometió, y eso logró envenenar la poca humanidad que se había mantenido intacta en su corazón.
Durante una fría mañana que fue acompañada por una tormenta, Jungkook hizo su último intento de escape, está vez mutando a su forma lobuna, pero fracasando nuevamente por la rápida intervención de los guardias reales, quienes bajo las órdenes de la reina madre, sometieron al omega con la dominancia de sus lobos. Lo ataron de pies y manos con grilletes de plata pura y lo encerraron nuevamente en su habitación.
Todo estaba saliéndose de control, el gran príncipe HyoSeop había redactado un innumerable montón de pergaminos suplicando por la liberación del concubino; Yoongi se encontraba encarcelado en el calabozo real, por asesinar a varios integrantes de la guardia del Rey; y el primer ministro de estado, estaba reuniendo un ejército para salvar a su cachorro de su confinamiento.
Mientras todo eso ocurría, Taehyung se mantuvo encerrado en el gran salón ceremonial; sentado en su trono en absoluta soledad, mordiéndose las uñas y dándose golpes de pecho por los alaridos de sus eruditos en el patio, quiénes suplicaban indulgencia para el concubino.
Una estúpida acción guiada por la venganza, había traído como consecuencia un mar de problemas; y si no actuaba con rapidez, Jimin no solo sería destituido, sino que, él también.
Jeon GongYoo siempre fue un alfa de temer; sus influencias y conexiones se extendían más allá de las fronteras del reino; tenía a todos los Kim de su lado, los Jung, los Lee e incluso los Hwang. Los clanes más importantes de su enorme manada eran amigos suyos, y fue estúpido de su parte actuar con tanta malicia hacia el hijo más joven de éste.
¿Qué debía hacer?
No tenía idea de por dónde empezar.
Pero más allá de la angustia que sentía por saberse acorralado, y amenazado por una guerra civil; su persona, se había hundido hasta lo más profundo del arrepentimiento.
Debió detenerse desde el primer momento; debió escuchar lo que el azabache tenía para decir; quizás conocerlo un poco y establecer una relación cordial.
Actuó como una bestia sin raciocinio; y lo peor de todo, era que no podía culpar a su lobo por cometer semejante atrocidad; pues en todo momento, pudo sentirlo arañar su interior, aullar desesperado por los lamentos del joven omega, y suplicarle con voz firme que se detuviera.
–Estoy jodido—, murmuró para sí mismo, masajeando sus párpados cerrados con la yema de sus demos.
–Su majestad.
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CONCUBINO JEON [TAEKOOK]
Romance"¿Cuánto dolor estás dispuesto a soportar por intentar recuperar algo que quizás jamás fue tuyo?" "Lo que sea necesario. Haré todo lo que esté en mis manos para hacerte pagar todo el dolor que viví. Recuérdalo bien, Jimin. Ojo por ojo, hijo por hijo...