Taehyung se detuvo abruptamente al no escuchar los pasos del omega que antes había caminado en silencio detrás suyo; sintió a su lobo gruñir por la lejanía de su aroma y no tuvo más remedio que girarse para intentar encontrarlo, pero como lo sospechó, no había rastro alguno de Jungkook. Mordiéndose el labio inferior, volvió sobre sus pasos, siguiendo el dulzor que desprendía el menudo cuerpo del azabache, quién estaba por entrar a su propia habitación.
Atraído por su inigualable atractivo, aún estando de espaldas, y guiado por la ansiedad de su parte lobuna, su mano tomó el antebrazo del omega, obligándolo a detener su andar y mirarlo nuevamente a la cara.
–¿Por qué huyes de tu esposo?—, inquirió con voz grave, llegando a ser lo suficientemente intimidante para evocar un temblor en el omega.
–Creí que no quería hablarme, majestad—, vaciló, su mirada bajó rápidamente al agarre que lo mantenía cautivo, y sus iris brillaron cuál rubíes cuando se encontró con las amatistas del rey—. No quería huir, lamento haberle dado esa impresión.
–Si camino delante de ti, preferiría que me siguieras en vez de escabullirte sin siquiera despedirte.
–Yo preferiría caminar a su lado, en vez de solo ver su espalda.
Taehyung suspiró una risita por la osadía del omega, quizás sintiéndose más complacido de lo que debería por esa valentía que ahora conocía que lo caracterizaba; y sonrió, no permitió que se escapara de sus manos.
–La hora del cerdo ya pasó—, señaló, cambiando el rumbo de la conversación—. Diles a tus sirvientes que lleven tu ropa de noche a mi habitación, dormirás conmigo está noche.
Jungkook parpadeo repetidas veces, no logrando comprender si se trataba de una broma o el castigo más cruel. Lo miró detenidamente intentando encontrar la burla en su semblante pero Taehyung le sonreía con coquetería y había comenzado a dejar suaves caricias sobre la tela de su hanbok.
–Los aposentos de su majestad son sagrados, solo la reina puede pasar la noche junto a usted—, respondió a la defensiva, ocultando la emoción que lo invadió al ser invitado al territorio de su alfa—. ¿Pretende que me azoten? ¿Es este mi castigo por amigarme con el príncipe?
La mención de su hermano removió fibras sensibles, el recuerdo de ellos tumbados en el césped, había sido algo que pretendía borrar de su mente durante el trayecto de vuelta a sus aposentos, pero ahí estaba él, obligándolo a revivir las emociones iracundas que sufrió por ser espectador de tal cercanía.
–¿Quieres que te castigue?—, preguntó, pero no le permitió hablar—. En ese caso debería suponer que fuiste tú quien lo buscó, y que el amor que juras tenerme no es lo suficientemente fuerte para faltarme al respeto de esa manera. Dime, Jungkook, ¿Te entregaste a mi hermano?
–Su aroma y el del príncipe, son similares, ¿Lo sabía?—, suspiró y deshizo el agarre con brusquedad—. Encontré consuelo en su presencia porque estar junto a él, me hacía sentir cerca de usted. Él no me trató con desprecio, se tomó la molestia de escuchar mi versión de la historia, me conoció y me ofreció una sonrisa cuando todos aquí me miraron con odio; sin embargo, puedo decirle que no lo amo, porque mi corazón le pertenece a un solo alfa. Yo le pertenezco solamente a usted, majestad.
–¿Es así, concubino Jeon?—, inquirió complacido, acercándose peligrosamente a su rostro, sus ojos se cerraron a la par que iba acariciando con la punta de su nariz la piel expuesta de su cuello y culminando justo en la cicatriz de su propia mordida, esa que aún no podía ver, pero que fue reabierta innumerables veces por sus fauces, permitiendo que sus pulmones se llenaran de su dulce esencia frutal y fresca—. ¿Estás tan enamorado de mí, que no sientes pudor al declararlo abiertamente frente a todos tus sirvientes?
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CONCUBINO JEON [TAEKOOK]
Romance"¿Cuánto dolor estás dispuesto a soportar por intentar recuperar algo que quizás jamás fue tuyo?" "Lo que sea necesario. Haré todo lo que esté en mis manos para hacerte pagar todo el dolor que viví. Recuérdalo bien, Jimin. Ojo por ojo, hijo por hijo...