Con la respiración entrecortada y gruesas lágrimas corriendo por sus mejillas, Jimin no pudo hacer otra cosa más que ceder a sus emociones. Sus manos hechas puño en la tela lila de su hanbok, y sus rodillas apoyadas en el suelo al perder el control de su cuerpo, fueron el menor de sus problemas. Su lobo aún resentido con su conciencia, o la llamada parte racional, reconoció el aroma del alfa acuclillado frente a él; levantó la mirada para encontrar su rostro borroso, y quiso sonreírle, tal vez acariciar una vez más el contorno de su nariz, pero al secarse sus cuencas, notó el desprecio con el que lo miraba, la altanería y el rencor por su existencia.
–El tiempo no ha pasado en ti—, pronunció el pelinegro con la voz áspera, con ápice casi impertinente de gentileza—. Sólo mírate, sigues siendo hermoso, pero tan patético que lo único que logras evocar en mí, es pena.
–¿Cómo te atreves a hablarme con tanta insolencia?—, bramó el rubio invadido en ira hasta la médula—. Soy la reina de Yuin, y si lo deseo haré que te arranquen la lengua…
–¿Es así?—, lo interrumpió Yoongi con una sonrisa burlona adornando la palidez de su rostro—. ¿Serías capaz de dejar a tu hija sin su otro padre? Aunque no me sorprende, he de admitir. Sí ya fuiste capaz de abandonarla y asesinar al hijo de tu amo, ¿Qué no me harías a mi? La cuestión es, Jimin, que no te tengo miedo.
–Cierra la boca—, lo amenazó a punto de quebrarse.
–El Concubino del rey, se ha ganado su simpatía, y tiene a todo su clan esperando por tu caída—, haciendo caso omiso continuó con una sonrisa—, ¿Recuerdas todas las groserías que le hacías a los omegas de la casa, mofandote de ellos por ser el protegido del joven Jeon? Ahora, su alteza, soy yo quién ocupa ese lugar, créeme que no hay nadie en este mundo que te odie más que él, ni siquiera yo, que aborrezco cada recuerdo de lo nuestro. Aunque reina, no tienes aliados de tu parte y es cuestión de tiempo para que por fin vuelvas a las fangosas calles de dónde nunca debiste haber salido en primer lugar.
–¡He dicho que cierres la boca!—, su mano se impactó brutalmente contra la mejilla del alfa, y se levantó de golpe para mirarlo desde arriba—. Haré que te devuelvan al calabozo.
–Piensa en tu hija, Jimin—, volvió a burlarse de él antes de ponerse de pie para igualar las condiciones—. No creo que seas tan desalmado. ¿O sí?
–Esa niña no es mi hija—, le dijo con el rostro enrojecido y su labio temblando ante la amenaza de una nueva oleada de llanto—. Piensa en ella antes de interponerte en mi camino, Yoongi. No tienes idea de lo que soy capaz.
–Ya no puedes hacer más daño, Jimin, eres tan estúpido que ni siquiera lograste mantener la atención del rey y asegurar tu lugar en el palacio, así que ve, sé que te mueres por intentar hacer que me arresten y echen a su excelencia de aquí. Sólo recuerda que él tiene mucho más poder e inteligencia que tú.
Con sólo el rastro del aroma de su amo, Yoongi siguió sus pasos dejando a Jimin completamente desconcertado y al borde de un colapso nervioso.
Tenía que ser sincero consigo mismo, afrontar la crueldad de sus palabras y hacer algo al respecto para intentar frenar lo inevitable. Por ese motivo, con la poca lucidez que mantenía y orillado por la idea que le cruzó por la mente, comenzó a andar por lo ancho de los pasillos y jardines hasta que finalmente llegó al salón imperial, donde todas las mañanas y parte de la tarde, los eruditos y el rey se reunían para discutir asuntos referentes a la situación del reino y la familia real.
[...]
–¿Qué se sabe sobre la situación actual de Sirgo?—, inquirió Taehyung, quién sentado en su trono leía atentamente los pergaminos entregados para esa reunión.
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CONCUBINO JEON [TAEKOOK]
Romance"¿Cuánto dolor estás dispuesto a soportar por intentar recuperar algo que quizás jamás fue tuyo?" "Lo que sea necesario. Haré todo lo que esté en mis manos para hacerte pagar todo el dolor que viví. Recuérdalo bien, Jimin. Ojo por ojo, hijo por hijo...