¿Los Overlords se pueden enamorar?

Lamentos del Pasado.

-¡Corran! - la mujer hablo apresuradamente, el terror invadía sus ojos y las lágrimas amenazaban con salir - ¡Deben irse ahora! Salgan por el escondite y vayan a la cabaña del norte, tomen todo el dinero y váyanse de la ciudad, no se atrevan a regresar -

-¡No! ¡Por supuesto que no, no vamos a abandonarte madre! -

- ¡No podemos dejarte! ¿Qué pasará contigo si nos vamos? ¡¡Iras a prisión!! No podemos abandonar a nuestra madre, no queremos dejarte, por favor mamá, te lo ruego, ven con nosotras... Por favor - la joven de cabellos rubios termino de hablar e inmediatamente la lágrimas se derramaron, brillantes y resplandecientes rodaron por su rostro, rogando desesperada la respuesta de su madre -

-No podemos ir juntas, nos perseguíran y luego nos van a acorralar, ustedes pueden huir, mi nombre es el que está manchado, no el de ustedes, pueden irse, iniciar una vida nueva en otro lugar, solo procuren ser felices y no seguir el camino qué yo elegí. Por favor mis amores déjenme aquí, los distraeré todo lo que pueda, ahora es tiempo de partir, obedezcan a su madre por favor... Se los pido... Váyanse... -

- N-no, no nos dejes... P-por favor mamá, no podemos... No queremos... Por favor no... -

- Las amo.. Eso nunca lo duden, por eso hago esto, yo daría mi vida por las dos - la mujer levanto el rostro de ambas chicas con su dedo índice, hasta lograr que los ojos de las dos cruzaran con los suyos - son lo más preciado qué tengo, lo mejor que ocurrió en mi vida... No saben cuan orgullosa estoy... De las dos jovencitas que crié, de las mujeres en que se convirtieron... No olviden nunca que las amo... Ahora vengan aquí, mamá quiere un abrazo -

- Las dos chicas no demoraron ni un segundo, rodearon a su madre con sus brazos y la apretujaron en un fuerte abrazo y comenzaron a sollozar en sus hombros, la mujer tampoco aguanto más y lloró, algo que no se permitía a sí misma, pero ahora no iba a retenerlo, este podría ser el último momento de su vida a lado de sus dos niñas, no iba a desperdiciarlo por su orgullo -

-Pasos rápidos se escucharon, se movían veloces mientras subían las escaleras a la oficina de la Líder de la Mafia, el lugar estaba vacío, la policía no encontró a ningún guardia, ninguna empleada, ni siquiera un perro guardián. La mujer se aseguró de despachar a todos sus empleados, se entero de la redada por pura casualidad, no iba a arriesgar a su gente, así que los envío lejos, para que estuvieran a salvo, solo sus hijas y ella misma estaban en la finca, se iba a entregar, luego de poner a sus hijas a salvo -

- Pero las niñas se rehusaron a abandonar a su madre, no iban a dejar a la mujer que les dio la vida, a la mujer que dio todo de sí misma por ellas, aquella que estaba dispuesta a dar su vida por manterlas protegidas y seguras -

- El escuadrón llegó pronto a la puerta de la oficina, gritaron la primera advertencia y la mujer reaccionó, apresuró a sus hijas a la salida oculta en la pared detrás de su escritorio, pero ya era tarde, la policía no dio otro aviso, rompieron la puerta y entraron amenazando con sus armas, todas apuntando a la familia de las 3 mujeres -

- La mujer no perdió tiempo, con un movimiento veloz colocó a sus hijas detrás de ella y extendió los brazos con gesto protector -

- ¡Por favor! No disparen, se los ruego, voy a entregarme, soy la única responsable de todo aquí. Yo soy la líder aquí, nadie más que yo, solo les ruego dejen ir a mis dos pequeñas - la desesperación se apoderó de ella, rogaba por la seguridad de las jóvenes, pero sus palabras no iban a hacer efecto, el escuadrón presente no iba a tener compasión de ninguna -

- Clara miró por encima del brazo de su madre, esta sumamente asustada, agarro la mano de su hermana para sentirse segura, Odette siempre soltaba una calidez qué lograba calmarla, incluso en los peores momentos. Podía observar el arma qué su madre escondía en su ropa, siempre la llevaba pero nunca tuvo que usarla, ahora desearía poder tomarla, deshacerse de todos esos intrusos en la oficina de su madre -