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Las clases habían terminado, y aún se me hacían algo complicadas, pero supongo que era normal ya que apenas iba adaptándome a esta nueva dinámica de estudio. Pero la clase que más se me complicaba era la materia de pociones, no me han salido bien que digamos.

Se me complican algunos procedimientos que tengo que seguir, y el profesor Swoopstikes no ayuda mucho que digamos, ya que aveces utiliza palabras muy formales, pero él dice que es porqué no estoy prestando la atención suficiente. Tal vez si, pero ocupo encontrar a alguien que me ayude con eso.

No me he encontrado con mi hermano, aunque no me preocupo porque seguramente ha de estar o entrenando o en sus clases. Recorría los pasillos del colegio, recordando los pasillos de mi anterior escuela muggle. Mis padres quisieron que tuviéramos una "vida normal" por lo menos hasta que llegará nuestra carta.

Así que fuimos a una escuela muggle. Lo cual es muy contradictorio respecto a lo que piensan de los muggles. Aunque yo creo que ellos solamente saben el motivo de su decisión.

Extrañaba demasiado poder estar con mis amigos disfrutando del receso. Ahora no tengo amigos, y a pesar de que daría todo por volver a cambiarme a mi anterior escuela, sé que mis padres no me lo aceptarían. “Los magos con magos y los muggles deben estar con su gente.” podía escuchar la voz de mi padre repitiendo la frase.

En este momento me dirigía a la biblioteca a estudiar un poco de pociones, trataré de encontrar libros para mejorar en pociones. Ya que no puedo darme el lujo de ir mal en pociones.

La biblioteca estaba llena, apenas había encontrado donde sentarme. Dejé los libros sobre la mesa que la bibliotecaria me había recomendado algunos para aprender sobre pociones. Había dos asientos disponibles en la barra que teníamos como mesita después de rato sentí que alguien ya se había sentado a mi lado, y los demás de la mesa se habían retirado poco a poco.

– Ugh –Me quejé porque no entendía nada– Qué clase más complicada. –Susurré demasiado frustrada.

Puse mi cabeza en mis manos que estaban recargadas en la mesa, llevaba intentado aprender a distinguir una vez más cual era una planta y cuál era otra, era tan complicado, o tal vez no estoy prestando suficiente atención. Pero solamente volví a quejarme porque no podía aprenderme una simple planta.

– Qué estás estudiando?

Escuché una voz cerca de mí, y al voltear a ver quién preguntaba, pude observar al chico que últimamente me he encontrado mucho, el chico seco de Tom. No me estaba viendo, solamente estaba enfocado leyendo un libro sobre lo que parecía ser de encantamientos.

Volteé a ver si había más personas a las que él se refería con esa pregunta, para no quedar como mensa de responder y que ni siquiera me esté hablando a mi.

– Te estoy preguntando a ti. –Me miro por un segundo, su mirada siempre era sería?– Qué estás estudiando? –Volvió su mirada a su libro

– Estoy estudiando sobre pociones, aún confundo algunas plantas al momento de estar en la práctica.

– Cómo cuáles plantas? –Cerró su libro y lo dejo sobre la mesa, depositando ahora su mirada en mí lo cual no hizo si no ponerme un poco más nerviosa, alzó una ceja– Entonces?

– Ah si –Dije saliendo de mi trance, y dirigiendo mi vista al libro– Es la ortiga y centinodia, ambas son casi iguales.

– Tú misma lo dijiste casi iguales, solo que la ortiga a diferencia se le pueden ver unas tipo espinas y son un poco más redondas que la centinodia que son más alargadas –Agarré mi cuadernillo y comencé a tomar nota de todo lo que dijo– Las ortigas tienen unos pequeños detalles en sus hojas como las líneas estás que se juntan aquí –Señalo en el libro el detalle– Y en la punta de la hoja la tiene como si fuera pe esqarecida a la menta. Y las centinodias son alargadas y sus hojas no tienen ningún detalle más que una línea que sale desde el tallo a la punta de la hoja.

Solo tú ·-· Tom RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora