Capítulo 3

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Robert

Había salido temprano de la editorial para dirigirme al gimnasio, llevaba todo el día tenso, pues aunque he insistido muchísimo en qué me dieran el contacto del autor del libro que sospechaba era de Mack, solo me decían "La información de nuestros escritores es privada" y por más que intentaba contactar con el editor en jefe, que casualmente también era mi amigo, siempre que intentaba localizarlo estaba ocupado.

«Ten paciencia Robert, la espera lo valdrá» -me repetía mentalmente.

Al llegar al gimnasio Richard me recibió, cómo siempre, con gritos, solo había tardado cinco minutos de más, pero ya que estábamos próximos a fechas de campeonato, se ponía insufrible.

Comencé mis estiramientos y calentamiento cuando una patada en mi trasero me hizo perder el equilibrio y caer de cara, volteé y me encontré con Jack cruzado de brazos.

—¿Tarde?

Me puse de pie rápidamente. —Solo fueron cinco minutos.

—Si, pero sabes que en estás semanas cinco minutos son seis horas en el reloj de Richard -señaló a nuestro amigo y entrenador, que estaba riñendo a dos principiantes, entonces volteó a vernos.

—¡¿Qué hacen ahí parados?!, ¡¿Acaso quieren que les lleve café?!, ¡AL RING! -gritó cada vez más alto.

Me coloqué mi guantes, mi protector bucal y subí a Ring con Jack, allí peleamos hasta que los músculos se nos acalanbraron y para cuando nos abrimos heridas que comenzaban a sangrar, nos detuvieron.

—¡BASTA, SALGAN DE MI RING! -gritó Richard abriéndonos las cuerdas para darnos paso. —No quiero que me lo ensucien, y vayan con la enfermera, brutos.

—Nosotros también te queremos Ricky -soltó Jack burlonamente mientras se secaba el sudor con la toalla.

Entre risas repetí su acción mientras nos dirigíamos a la enfermería. Allí, en lo que atendían a Jack, yo miraba mi teléfono y movía mi pierna con un tic nervioso.

—Por un demonio ¿Podrías parar con eso? -exclamó Jack enojado, a lo que la enfermera le dió un golpe en el hombro. —Auch...

—Esa boca, al menos frente a mi no hablen así, tenga respeto por las damas -le regañó.

—Lo siento Annie, es que Robert se comporta como un crío.

Yo hice los más maduro que se me ocurrió en ese momento, le saqué la lengua y la escondi cuando Annie volteó a verme, eso provocó que los tres comenzaramos a reírnos ruidosamente, entonces un texto interrumpió el momento, miré mi teléfono y en la pantalla estaba el nombre que tanto esperaba: «Carl»

"Hey Rob, lamento no haber podido comunicarme contigo antes, Gigi me comentó que has insistido mucho para hablar conmigo o para saber el contacto del escritor del libro que te envié ¿No es así?, me temo que ciertamente no puedo revelarte mucho sobre la persona que lo publicó, pero si te puedo decir una sola, es de Nueva York, ¿Qué te parece si lo discutimos con una cerveza? Así posiblemente pueda hablarte un poco sobre su trabajo"

«Nueva York... Está en Nueva York»

Mi corazón latía rápidamente y mi respiración era profunda, lo que me sacó de mi leve estado de hipnosis ante el mensaje fue la mano de Jack sobre mi hombro

—Oye, que te has quedado congelado ¿Pasó algo?, ¿Denis está bien? -preguntó angustiado.

Yo solo pude decir una cosa. —Ella está en Nueva York...

Mack

—¿Nueva técnica de lectura? -preguntó curiosa esa dulce voz.

Había ido a la biblioteca desde temprano, pues el profesor de la primera hora estaba indispuesto (y justo cuando había decidido comenzar a levantarme más temprano para llegar a tiempo) así que me había aprovechado del silencio que solía haber en la biblioteca para descansar. Retiré el libro de mi cara y me incorporé para ver el tierno rostro del rubio ante mí.

Arriésgate Por Mí |#2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora