Capitulo 3:

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Oliver:

Ya me imagina, sentado en el salón, con la mente en blanco y rodeado de personas que no conozco, así normalmente empezamos todos, pero ahora esto ya no es el cole, esto es una universidad, este cambio es difícil, digo yo, por lo menos en la universidad de mi hogar anterior iba a tener muchos de mis compañeros estudiando juntos, pero acá, comienzo sin saber con con quién deberé lidiar.

Iba conversando con mi mamá en el auto sobre los horarios que tendría, el camino hasta Stanford nos tomo unos 20 minutos, que disfrute mientras observaba por la ventana como llegar y lo bonito de los alrededores de una gran plaza... repentinamente mi madre soltó un suspiro y sus manos apretaron el volante con más fuerza.

-Oliv, hoy tendremos una cena con nuestro vecino- gire ligeramente mi cabeza en su dirección y la mire indiscretamente - será en Boos, un restaurante que me recomendo muy bueno y elegante, hoy no uses nada deportivo, ve formal porfa- dijo mi madre justo antes de que llegáramos a Stanford.

Sabía que aún faltaban cosas por arreglar, algunas de nuestras prendas seguían en la cajas y el camión de mudanzas llegó en el momento que salimos de la casa, los empleados se encargan de las cosas pesadas y llevar las cajas restantes al interior. No es normal verme de gala a mi, no era mi estilo aunque me sentara bien el traje, pero está cena debía ser importante para mí madre por lo que asentí a hacerlo.

-Vale, me pondre el traje- dije saliendo del carro.

Ella me buscaría más tarde, mientras tanto, yo me quedé en frente del gran Stanford odservando con asombro. Las cúpulas, los pasillos, El patio amplio, parecía una alcaldía, era inmenso y si así era por afuera no puedo ni imaginarmela por dentro. Pero Lo siguiente que ví además de intriga me hizo dar curiosidad, a pocos metros de mi estaba lo que parecía el auto de Erick, pero quién sabe muchos podrían tener el mismo convertible negro. Saliendo del coche observe una chica de cabello marron casi pelirroja, el clima ventoso hacia mover esos mechones ondulados que le resaltaba incluso de lo lejos que yo estaba.

Mi madre arranco como si tuviera mucha prisa, pero el carro que estaba frente a aquella chica aceleró como en una carrera de Nasca justo despues de que ví el brazo de una persona despidiéndose... poco a poco me acerque a la entrada igual que ella, así de la nada estaba frente a frente, de cerca podía observar mejor sus ojos azules, brillantes y cautivadores junto con sus labios color carniz y esas cejas delineadas, incluso pude haber dicho que podía ser modelo con singular belleza, pero mejor me lo guarde en mi mente.

-Despues de ti- soltó ella volteando a la izquierda.

-Damas primero- le respondí demostrándole una ligera sonrisa.

-Ok- sonrió de manera pícara casi guiñándome el ojo y luego procedió por el gran patio principal... Yo no tenía mucha prisa.

Espere a que estuviera a cierta distancia de mi, pero luego note que un broche rojo estaba en la carretera, regrese y lo recogí, probablemente era de ella, se lo devolvería cuando la viese otra vez. Al pasar era increíble, el gran viento era porque estábamos en otoño y claro por eso había hojas rojizas y verdes por todos lados, los árboles solo tenían sus ramas y la verdad todo el ambiente le caía bien al instituto, combinaban a la perfección con el aura del lugar. De repente sonó el timbre, que implicaba entrar, prosegui hacerlo y la multitud parecía estar dentro de un autobus repleto sin asientos, con esto me refiero a que apenas se podía pasar, como si todo el mundo tuviera examen hoy y llegarían tarde. Después de recorrer un largo pasillo, supuse tenía que subir las escaleras, me apresure antes de que pasara igual que en la entrada... subi corriendo, y cuando finalmente ví otro pasillo, observé atrás para pillar que no viniera nadie, hasta que el impacto me detuvo.

Si No Arriesgas No Gana NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora