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mi mente llora recordándote,
recordando todo eso que pasé junto a ti.
recordando todo eso que me hiciste sufrir.
todo lo que me dejé sufrir.
que junto a ti,
solo viví un infierno sin fin.
sin poder ver el final del túnel
que me llevaría a la calma y la paz,
que una vez me prometiste.
pero todo lo que me diste fue dolor,
sufrimiento.
sentimientos mezclado,
sin comprender cómo seguir avanzando,
o si ya no seguir caminando.
frenar o continuar,
observar o dejar de mirar.
decir o callar.
me hiciste mierda,
y eso te divertía,
te generaba un placer gigante.
te encantaba verme decaer,
cada vez que te miraba con horror,
con temor,
tu mirada se reflejaba complaciente,
encantado y maravillado por
mi manera de atemorizarme
y mi forma de dejar dominarme.
de maltratarme.
te encantaba ser el que lideraba,
el que mandaba.
y así fue como terminé,
destrozada.
hecha trizas y cenizas.
y vos,
vos simplemente te divertiste.
te hiciste un festín,
lo devoraste todo y no dejaste ni una miga,
ni un rastro de arrepentimiento,
de pena.
de vergüenza.
en cambio yo,
yo me avergoncé cada segundo
por haberme dejado tratar de esa manera.
por haberte priorizado
antes que ponerme a mi primero.
que era lo que debía hacer,
como debía ser.
pero fuiste tan increíble,
que me enredaste en tu alambre de púas,
y me mataste.
me aniquilaste.

POEMAS DE UNA DESAHUCIADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora