Capitulo 15

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Marcia se encontraba en la habitación del hospital, la luz tenue filtrándose por las cortinas. Su rostro estaba pálido, y los moretones en su piel eran un testimonio silencioso de la tragedia que había vivido. Esteban, estaba sentado junto a la cama, sosteniendo su mano.

El accidente había sido devastador. El choque frontal había dejado a Marcia con heridas internas, huesos rotos y un corazón destrozado. Pero lo peor de todo era la pérdida de sus mellizos. Las lágrimas se acumulaban en sus ojos mientras luchaba por encontrar las palabras adecuadas.

"Esteban", susurró, su voz apenas un murmullo. "Siento tanto haberlos perdido. Nuestros bebés... nunca podré abrazarlos, nunca podré ver sus sonrisas ni escuchar sus risas. Es como si una parte de mí también hubiera muerto en ese accidente".

Esteban apretó su mano con más fuerza, tratando de contener su propio dolor. "Marcia, no tienes que cargar esto sola. Estamos juntos en esto. Los amábamos, y siempre los amaremos... Pero también necesitas sanar. No puedes olvidar eso".

Marcia asintió, sintiendo el dolor agudo en su pecho. "Sé que necesito recuperarme, pero es difícil. Cada vez que cierro los ojos, es como si los sintiera moverse en mi vientre... Que ahora está vacío. Me pregunto cómo habrían sido, si se iban a parecer a ti o a mi".

Esteban se inclinó y besó su frente. "Nunca los olvidaremos, Marcia. Pero también debemos cuidarnos el uno al otro y estar bien por nuestros otros hijos...".

Marcia cerró los ojos, sintiendo la mezcla de tristeza y gratitud. "Tienes razón, Esteban. Debemos seguir adelante, pero no sé si voy a ser la misma después de esto".

Y así, en esa habitación de hospital, ambos se daban consuelo mutuo. La pérdida era inmensa, pero el amor que compartían era aún más fuerte. Juntos, comenzarían el largo camino hacia la recuperación física y emocional.

_ Como te sientes mamá? - se acercó Lucia a la camilla-

_ Bien mi amor... - intento fingir una sonrisa- tu cómo estás?

_ Bien... Mamá se que te sientes muy mal ahora. Y quiero que sepas que estoy aquí para ti, no te reprimas de sentir este dolor. Estoy segura que es muy fuerte - la abrazo -

La abogada no pudo contener más las lágrimas y abrazo a su hija.

Lucía se encontraba en la habitación del hospital, rodeada por las sombras de la tarde que se filtraban a través de las cortinas. El aire estaba cargado de tristeza y fragilidad. La cama de hospital, con sus sábanas blancas y su olor a desinfectante, parecía un mundo aparte.

Marcia estaba con el rostro pálido y cansado. Las vendas cubrían las heridas de su cuerpo, y sus ojos reflejaban el dolor y la confusión. Lucía se acercó, sintiendo el nudo en su garganta. No sabía cómo empezar, pero sabía que debía hacerlo.

Mamá, comenzó Lucía, su voz temblorosa pero firme. "Sé que esto ha sido devastador para ti. El accidente, la pérdida de los bebes... No puedo ni imaginar el dolor que debes estar sintiendo."

La pelirroja apartó la mirada, sus ojos llenos de lágrimas. "¿Por qué, hija? ¿Por qué nos pasó esto a tu papá y a mí? Porque la vida es tan injusta"

Lucía se sentó en la silla junto a la cama y tomó la mano de su madre. "No tengo todas las respuestas, mamá. Pero lo que sí sé es que necesitas ser fuerte ahora más que nunca. No solo por ti, sino también por papá y por nosotros. Porque somos una familia, y juntos podemos superar esto."

Marcia sollozó. "¿Cómo puedo ser fuerte cuando siento que mi mundo se ha derrumbado? Una vez más... mi mundo se derrumbó"

Lucía buscó las palabras adecuadas. "Mama, la fortaleza no significa no sentir dolor. Significa enfrentarlo, incluso cuando parece insoportable. Eso me lo enseñaste tu... Los bebés no llegaron a nacer, pero tú sigues aquí. Sigues viva. Y eso significa que hay esperanza... no puedes rendirte ahora, no después de todo lo que pasaste. No después de que ahora estamos todos juntos."

Jaque MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora