Capitulo 14

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Marcia y Esteban, recién casados y con corazones llenos de amor, regresan de su luna de miel en un pequeño pueblo costero. El sol brilla sobre la ciudad, y a pesar de ya tener todas las sospechas de embarazo, los nervios estaban a flor de piel mientras caminan de la mano hacia la clínica del Dr. Rodríguez para confirmar lo que el doctor les había dicho mientras estaban en el hotel.

La sala de espera está llena de expectación. Marcia se muerde el labio, nerviosa, mientras Esteban le acaricia la espalda. Finalmente, la enfermera llama su nombre, y los dos se levantan y siguen a la mujer por un pasillo blanco y estéril.

El Dr. Rodríguez, un hombre amable con gafas y una sonrisa cálida, los recibe en su consulta. Ambos se sientan en las sillas frente a su escritorio, y él les pregunta cómo han estado desde su boda.

"¡Felices!", responde Marcia, mirando a Esteban con ojos brillantes.

El doctor asiente y toma su estetoscopio. "Bien, Marcia, ¿has tenido algún síntoma?"

Ella asiente. "Náuseas, cansancio, y mis senos están más sensibles, una noche en la luna de miel me puse tan mal que tuvimos que llamar al médico del seguro y el doctor me dijo que todo indicaba un supuesto embarazo. Por eso decidimos venir a corroborar..."

Esteban la mira con ternura. "Y yo he notado que ha estado comiendo más de lo habitual y sus cambios de humor, bueno mejor ni hablemos."

El Dr. Rodríguez sonríe. "Esos son signos comunes de embarazo. Vamos a hacer una prueba para confirmarlo."

Marcia se acuesta en la camilla mientras el médico aplica el gel frío en su abdomen. La pantalla del ultrasonido se ilumina, y todos contienen la respiración. Y allí, en blanco y negro, aparecen dos pequeñas formas.

"¡Felicidades!", dice el Dr. Rodríguez. "Estas súper embarazada... están esperando mellizos."

Marcia y Esteban se miran, sus ojos llenos de asombro y alegría. Se toman de las manos, sintiendo la vida crecer dentro de ella. El médico les muestra las imágenes: dos corazones latiendo en perfecta sincronía.

"¿Mellizos?", murmura Marcia, emocionada.

Esteban besa su frente. "Sí, amor. Dos almas que se unirán a la nuestra".

Salen de la consulta, flotando en una nube de felicidad. El sol brilla más brillante, y ambos se abrazan, imaginando el futuro con sus dos pequeños tesoros.

Y así, en ese pequeño consultorio, comienza una nueva etapa en su vida. Dos corazones, dos almas, y un amor que nuevamente iba a afinar su fuerza.

Ambos se encontraban en la acogedora sala de su casa, nerviosos pero llenos de alegría. El momento había llegado para compartir una noticia que cambiaría sus vidas y la dinámica familiar. Los cuatro hijos estaban reunidos, expectantes, en el sofá. La atmósfera estaba cargada de emoción.

María: (tomando la mano de Esteban) Queridos, tenemos algo importante que contarles. Marcia y yo hemos estado guardando un secreto, y hoy queremos compartirlo con ustedes.

Hugo, el mayor, frunció el ceño, curioso. Lucía sonrió, sospechando algo. Julia miraba a sus padres con ojos grandes, mientras Anna, la pequeña, jugaba con su muñeca en el suelo.

Esteban: (con voz temblorosa) Su madre está embarazada. Y no es uno, sino dos bebés. Vamos a tener mellizos...

El silencio se apoderó de la habitación. Los ojos de los hijos se abrieron como platos. Hugo se levantó de un salto.

Hugo: ¿Mellizos? ¡Eso es increíble! (se volvió hacia sus hermanas) ¿Lo oyeron? ¡Vamos a tener dos nuevos miembros en la familia!

Lucía se levantó y abrazó a sus padres.

Jaque MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora