Querido Finn:
Hoy te vi, y estabas solo.
Sin ella.
Supuse que sí leíste mi carta, y sí, lo hiciste. Vi el pedazo de papel tipo papiro (sólo pasé una bolsa de té húmeda sobre la hoja) sobresaliendo del bolsillo superior de tu camisa y, después de mucho tiempo, una débil sonrisa se formó en mi cara, pero se borró tan rápido que apenas recuerdo lo que es sonreír. Noté las manos dentro de los bolsillos delanteros de tus pantalones, noté tu postura desgarbada, la mueca invisible en tu rostro. Pero sobre todo noté la tristeza en tus ojos. Desde la lejanía lo noté, y es que llevo tanto tiempo observando a las personas porque sí, que me resulta fácil leer sus emociones. Aunque contigo cuesta, lo vi.
Estabas triste y me dolió un poco el verte así.
Me dolió verte así por ella, y es que es imposible expresarlo en palabras, porque ella no lo vale. Ni él, ese idiota que se hacía llamar tu 'bróder'. Siendo honesta, esa palabra me provoca arcadas, o sea, ¿quién se cree que es? ¿un rapero famoso? No lo creo, ¡si ni a loro llega!
Ahora sabemos con certeza que no se debe confiar en alguien que diga bróder. Es ridículo.
Pero, dejando de lado ese tema, realmente lo siento. No quería ser yo quien te diera la noticia, odio verte así de triste, odio no verte juguetear con tus amigos o sonreírle a las chicas de primero que te adoran. Odio saber que también fui responsable de que te sientas así, pero debías saberlo, ¿no? Creo, no sé. Ahora siento que metí la pata.
Espero que no me odies por esto (aunque ni siquiera sabes quien soy), pero no podía permitir que jugara así contigo, aunque no tuviera derecho alguno, decidí hacerlo de dotas maneras, casi sin pensarlo.
Creo que deberías saber que también los he observado a ellos, y he tenido que contenerme para no lanzarles mi manzana a medio comer. Están frente a mí justo ahora, riendo como si no hubiesen traicionado a una gran persona. Tranquilo, no notan que estoy aquí. Nadie lo hace, estoy acostumbrada. De hecho, hoy en clase de Historia una chica se ha sentado sobre mí sin darse cuenta, me sonrió avergonzada y se disculpó amablemente antes de irse con su amiga. Ambas nos sonrojamos hasta las orejas, igual de avergonzadas. Luego me di cuenta de que esa chica era tu hermana, aunque nadie me lo dijo, lo supe al mirar sus ojos cafés y esa sonrisa dulce que podría reconocer en cualquier Elliot. Bueno, está bien, no poseo ningún superpoder, quizá la maestra la llamó para mostrarle otro asiento y supe que estaban relacionados.
Es tan parecida a ti... y al parecer el encanto es de familia, ¿eh? Tu madre es igual, una gran enfermera y trata de maravilla a mi abuela, lo que agradezco infinitamente ya que es lo único que me queda. Algún día te contaré sobre ello para que lo entiendas, si es que quieres.
Solo espero que tu ánimo vuelva a ser el de antes, que sigas sonriendo y que juguetees con tus amigos, que sigas saludando a las chicas de primero para oírlas chillar de emoción. Espero que vuelvas a ser el tú que tanto me gusta.
Hoy no he reído, ni sonreído tampoco. Las cosas se están poniendo difíciles.
Sonríe, por favor.
Tu sonrisa es lo único que me da fuerzas últimamente, es bastante contagiosa.
Atentamente,
-A.
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Anonymous. ©
Romance"Te diría que son solo cartas, pero estaría mintiendo. La verdad es que cada una de ellas lleva una parte de mí, y son sólo para ti. Espero que las aceptes, ya que eres la única persona a la que me gustaría darle todo."