CAPITULO 1

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Adara

—Les va a encantar la casa nueva, intente decorarla para que quede lo más hogareña posible —comienza a decir Katherine. Tres horas de viaje en silencio ininterrumpidas hasta ahora.

—Me gustaba el departamento, ¿este tiene piscina? —dice Matthew.

—Lo sé cariño, el departamento era muy bonito pero no podemos vivir en un hotel por siempre, la tarjeta de crédito de tu tía estaba gritando "auxilio" —ella ríe levemente y siento su mirada sobre mi un momento.

Se que desde la muerte de mis padres está haciendo lo mejor que puede, no hablaba con mamá hace años y aunque no tenían una buena relación de hermanas es la que más está sufriendo con todo esto.

Perdió a una hermana, tuvo que aceptar nuestra custodia, hacerse cargo de dos niños que no pidió, dejar su empleo de bailarina, dejar los hoteles y la vida nocturna y conseguir un empleo decente para cuidar a dos extraños. 

—Puedo conseguir un empleo, quizás en un bar por la tarde cuando salga del instituto —murmuro. Sentía que solo eramos una carga para ella después de todo solo es unos años mayor que yo.

—Adi, sabes que no es necesario... el dinero de la casa de tus padres... más el auto y los muebles que vendimos... está bien, ¿si? empezaremos de nuevo aquí, los tres, solo una familia normal en un nuevo hogar —dice ella encogiéndose de hombros.

Bajo mi vista al niño un momento y lo veo jugando con un avión, supongo que después de cinco meses ya asimiló todo lo que ocurrió, quizás deba aprender de él.

...

Ingreso al lugar y veo a mi alrededor mientras asiento con mi cabeza, cuando dijo que quería que fuera lo más "hogareña" posible no se equivocó.

—Me gusta —digo girándome hacia ella, la cual mira emocionada su creación.

—Es justo lo que imaginé, claro que podemos cambiar todo lo que quieran y mover los muebles de lugar.

—¿Cuál es mi habitación? —pregunta el pequeño mientras abraza su avión de juguete.

—Yo te mostraré, es muy bonita y está llena de juguetes.

Katherine toma la mano del niño y la veo subir las escaleras que daban a las habitaciones.

Tomo mis maletas y veo a mi alrededor recorriendo el lugar con la mirada. Veo las diferentes habitaciones del pasillo hasta que encuentro una con un papel pegado en la puerta que tenia mi nombre.

Abro la puerta y veo a mi alrededor, sonriendo levemente ya que si cumplía con la lista de pedidos que Katherine nos había pedido para la decoración.

—Se como era allí, he ido un par de veces... ninguna de ellas terminó bien, por supuesto —susurra y me siento en la cama un momento.

—Hacia años que no venía aquí, tenía doce años cuando nos mudamos, ¿por que ella querría que volviéramos aquí? —pregunto sin entender.

En el testamento una de las peticiones era, si en caso que ocurriera algo, volver a Westchester.

—Tu madre y yo nos criamos aquí, claro que todo era diferente entonces, la ciudad ha crecido tanto que ni siquiera sabría dónde empezar... es solo, un nuevo inicio donde todo acabó —ella se sienta a mi lado un momento y giro mi vista al frente.

—Yo estaba en ese auto... —susurro bajo y aprieto mis manos con fuerza, podía sentirlo, podía sentir los vidrios en mi rostro, podía sentir el golpe seco.

—No Adara... —la mujer toma mi mano con fuerza.

—Sali disparada cinco metros... todos... todos murieron y yo sigo aquí... —giro mi vista a ella, sentía como las lagrimas quemaban en mi mejilla.

—Es un milagro.

—Si fuese un milagro ¿por que sigo aquí y ellos no? —pregunto sin entender, ella me queda viendo sin decir nada al igual que yo.

Estuve una semana en coma, con el golpe debía haber muerto casi instantáneamente pero no fue así, desperté luego de una maldita semana solo para enterarme que nadie había sobrevivido, ni mis padres, ni los del otro auto.

—Hay algunas cosas que simplemente no se pueden explicar.

—Había alguien ahí... —susurro bajo.

—Adi ya hablamos de esto... —comienza a decir pero la interrumpo.

—¡No! Había alguien ahí, estoy segura, me vio... estaba consciente, lo vi a los ojos... el me vio y... y luego solo recuerdo despertar en la camilla del hospital —digo negando.

Antes podía ponerle un rostro pero los recuerdos se hacen más confusos en mi cabeza.

—Quizás era un ángel... —susurra ella pero comienzo a negar con mi cabeza.

No creo que los ángeles tengan los ojos completamente negros.

...

GRACIAS POR LEER.

ADARA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora