Like a honey to your heart

And do you like it?

Harry es un omega hogareño que ama la comodidad de su casa y siempre ha amado ser un delicado ama de casa, pero se cansa cuando su esposo lo empieza a tratar mal y a alejarse, él ya sabe lo que significa. Un día conoce a Louis Tomlinson, un plomero omega, demasiado sexy para ser real y con una extraña capacidad de formar un nudo como si fuera un alfa. O solo una historia donde Harry es apoyado contra los muebles de la cocina mientras es follado por otro omega.

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Harry Edward Hemsworth.

Ese era su feliz nombre completo de casado, antes lo amaba mucho más de lo que lo amaba ahora. Y bueno...supongo que se preguntarán, ¿Por qué?

Ethan Hemsworth, su esposo. ¿Lo golpeaba? No, nunca lo haría, es un hombre demasiado disciplinado y nunca ha golpeado a ningun ser existen excepto la vez que tenía 17 años y tuvo que defenderse de un ladrón. ¿Acaso lo engañaba? Harry creía que no, al menos eso esperaba.

Ethan no daba indicios de eso.

¿Entonces qué sucedía?

Como bien lo mencionó al principio...Ethan era disciplinado, frío y con una poca responsabilidad afectiva.

Es decir...Harry estaba seguro de que Ethan nunca lo amó correctamente en algún punto. Incluso su propuesta de matrimonio fue la más fría y gris que haya existido en el mundo.

Simplemente compró el anillo frente a él y se lo colocó sin decir ni una palabra.

Ethan se dejaba llevar por el tiempo, Harry estaba seguro de que si no fuera porque llevaban 3 años de pareja en ese entonces, él jamás le hubiese pedido matrimonio. Prefiere comodidad antes que afecto.

Y Harry era lo contrario, amaba ser amado, amaba amar a los demás.

Recuerda cuando se conocieron con 23 años y Ethan con 24, Harry saltaba con su vestido veraniego moviéndose de un lado a otro junto a sus rebeldes rizos y una deslumbrante sonrisa encantadora que les robó el corazón a sus suegros, su alegría llenó la casa de la familia Hemsworth la cual era igual de monótona y fría que su esposo.

En ese entonces creía que no podía amar más a su esposo.

Pero ahora...ahora miraba su anillo y el reloj avanzando en la pared, se miraba a sí mismo en el espejo con su ropa perfecta, sin ninguna arruga, con sus botas café y un peinado desastroso por la rapidez con la que se lo hizo para empezar a limpiar la casa.

Y veía que poco a poco su sonrisa jovial se iba consumiendo.

¿Ethan realmente lo amaba?

No...no lo hacía.

Y ese era el problema.

Ethan nunca lo trató mal.

El problema es que tampoco nunca lo trató bien.

Era como si fuera solo...una persona desconocida en casa.

Ethan necesitaba a alguien que realmente le enseñara a amar y eso no se lo podía dar, porque ya lo había intentado durante cinco años de relación...intentó, y no hubo frutos.

Y tal vez ambos eran el problema.

Él mismo por aceptar esta locura de pretender que estaba funcionando y su esposo por ignorar su alrededor hasta que perdiera la noción de su vida.

Harry suspiró : —Dios, hoy estoy peor que de costumbre —se rió de sí mismo al golpearse por quinta vez con la esquina de algún mueble —¿Será por eso? —el rizado vió los papeles perfectamente ordenados encima del escritorio de su esposo.