Come on into my arms, please

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Louis es un alfa gordito que ningún omega quiere, Harry es la excepción. Pero Louis no le cree, aunque por suerte...Harry jamás se rinde.

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Cuando vió a Louis por primera vez creyó que era el alfa más bonito que había visto en su vida.

Y pensó que podía acercarse a él y pedirle una cita, pero en cuanto lo hizo, el alfa se encogió y chilló con sus mejillas rojas antes de irse del lugar.

No entendía, ¿Louis le tenía miedo? Porque eso parecía, bien admitía que su rostro a veces lo traicionaba y con fruncir un poco el ceño y apretar sus labios, fácilmente podría verse muy enojado.

Entonces lo intentó de nuevo, esta vez decidido y con flores en mano.

Lo estaba logrando, su conversación era poca y mayormente hablaba él, pero podía ver a Louis sonreír y estaba seguro de que al pedir la cita él aceptaría, porque ya había aceptado las flores y se estaban llevando muy bien a medida que pasaba la conversación.

Eso fue hasta que se le acercó un alfa y le pidió que se repitiera lo de hace un mes, Harry quiso aclararle a Louis que no era un omega desesperado por sexo, solo lo hacía ocasionalmente, pero el alfa ojiazul ya se había marchado del lugar.

Y la tercera vez salió con el corazón roto y labios temblorosos. El alfa había declinado a su invitación.

Pero no se rindió, claro está.

Sí, sabía lo odioso que era cuando un alfa insistía en una cita. Pero lo sentía, su omega y él, era su destinado, quería abrazar a esa masita de malvavisco para siempre. Darle muchos besitos y tener una familia juntos, una familia grande, sí, con un perrito y un gato.

Entonces ahora estaba aquí, con sus cuadernos entre sus brazos frente a Louis el cual se estaba sentado en su silla y acomodaba sus lentes de vez en cuando.

– ¡Hola, Lou! ¿Quieres hacer el trabajo conmigo? – un trabajo en parejas, perfecto para pasar más tiempo con su alfa.

–Uh, uhm, y-yo...estoy con Niall – Louis murmuró tímido y la sonrisa de Harry flaqueó y su aroma a cerezas se volvió amargo.

–Oh...está bien –murmuró bajito antes de ir de nuevo a su lugar.

Estuvo cabizbajo todo el tiempo en que se juntaban en parejas sus demás compañeros, no aceptó ninguna invitación, su omega se sentía tan rechazado. Escondía su cabecita entre sus patitas mientras soltaba leves aullidos de tristeza.

Entonces sintió a alguien sentarse a su lado y al olfatear el aroma a almendras y chocolate amargo alzó su cabeza.

– ¿Qué haces aquí?

–Eh, y-yo pensé...pensé que tal vez te habías sentido algo mal así que vine a hacer el trabajo contigo.

–No lo tienes que hacer por pena.

–Hum...me gustaría hacer el trabajo contigo en realidad...Hazz – Los ojos verdes del omega brillaron al escuchar el apodo en la boca del alfa.

–¿Sí?

–Estoy seguro que haremos un buen trabajo siendo pareja, ¿no crees? –Harry boqueó y asintió embobado.

–Sí, haremos una buena pareja.

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Louis recuerda que hubo una vez en secundaria que le gustó una omega, ella era pelirroja con ojos color miel y labios gruesos. Ella era bajita y su piel era blanquecina tal vez un poco bronceada por el sol de verano, la conoció en clases de geografía, el maestro los sentó juntos justo al final de la sala. A Louis no le agradó mucho estar en la parte de atrás del salón y ella lo notó así que pidió al profesor que los pusieran en medio, le dió una sonrisa a Louis y siguieron con lo suyo.

Like a honey to your heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora