"Paraíso"

YA QUE ESTÁS AQUÍ

Ya estaba en la puerta de ese departamento, fue un dolor de cabeza tratar de escabullirse porque se necesitaba permiso para entrar.

Bueno, tocó la puerta.

Toc, toc.

Oye pasos acercándose hacia la entrada. Eran más livianas esas pisadas, que raro.

Se abrió la puerta, pero en vez de ver a su típico amigo y ver qué está bien se encontró con una mujer.

-¿Qué? ¿Quién eres?- Preguntó casi como amenaza.

-Am sí, yo debería preguntar eso... ¿Buscas a Husky?- También preguntó viéndolo de arriba abajo a Alastor.

Alastor abrió más los ojos al escucharlo.

-¿Un hombre...?-

-Oye Anthony ¿Éstos son los tuyos o los míos? Carajo son iguales- Dice Husk saliendo del cuarto con una toalla sostenido en su cadera con unos calzones lavados.

Miró hacia la puerta principal ya que ahí estaba Anthony.

¿Alguien tocó? ¿Quién carajos viene ahora?

...

¿¡ALASTOR!?

Alastor al verlo así... Quedó boca abierta.

-¿¡Eres gay!?-

Preguntó cómo si él no se hubiera besuqueado con un enano.

-¡E-espera! Alastor... ¡Te lo puedo explicar!- Dice acercándose hacia la puerta.

-¿Se conocen...?- Interrumpió Anthony.

Volteó a ver a Husk y después a Alastor viendo sus rostros desesperados.

-¡Todo tiene sentido ahora!- Gritó como sí descubriera un chisme.

Los dos restantes lo miraron confundidas.

-¡Es el que hizo tu corazón en cachitos!-

-...-

-¿Qué?- Preguntaron los dos al mismo tiempo.

-Ay por favor Husky se nota a simple vista, podré ser puta pero no idiota-

-¿Husky...?- Preguntó Alastor confundido por ese apodo.

-¡Pero es que...!- Miró con rabia a Anthony.

-... No lo debía de decir ¿Verdad?- Dijo captandola.

-Bien... Necesito que te vallas- Desesperado se acerca a la puerta para cerrarla.

UPS.

Se le cayó la toalla.

-¡AHH POR MI MADRE!- Gritó el moreno tapándose los ojos con sus manos como un niño.

-Oye no está nada mal para un viejito- Anthony no quitaba los ojos de la enorme y humilde personalidad de esa entre pierna, arqueando la ceja.

El mayor tapó su parte íntima con sus dos manos muriendo de vergüenza.

¿Estaba ardiendo?

Sí.

¿Estaba avergonzado?

Sí.

¿Estaba muriendo?

Lamentablemente no.

¿Quedaba dignidad?

Ni una pizca.

-¡SOLO VETE ALASTOR!- Reaccionó por fin.

-¿¡PERO QUE ES ÉSE ESCÁNDALO!?- Gritó una mujer mayor saliendo de la puerta la puerta de a lado, era la vecina- ¡Por dios hijo, no sabía que eras un exhibicionista!- Dijo decepcionada la mujer amargada.