NUEVO COMPAÑERO

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Éste pendejo ya lo tenía harto. Dice puras pendejadas de mierda y no se calla ni un puto segundo.

Que carajos, parece que no tiene amor propio.

Odia a ese tipo de personas.

Alastor es alguien único y diferente en su clase. Alguien tan maravilloso como él en manos de un hombre que lo trató como una perra... Lo peor es que él aceptó ir con ese payaso.

¿Por qué?

Le ha dado la más mínima de sus atenciones, de su amor, de su respeto.

¿Por qué el no?

Lo único que pudo obtener es un fugaz beso que tristemente fue un accidente, algo que nunca debió de ocurrir.

Pero para él, es y será el momento más bello que ha vivido. Cómo estar entre flores bugambilia... Lo curan de esa enfermedad en el cual le asfixia tanto y no puede ni mover un dedo para dejar de sentir tanto.

Sin duda, por ese hombre, está viviendo lo más patético, está sufriendo por amor.

-Hey guapo, ¿me escuchas?, ¿Te quedaste sordo viejo sabroso?- Interrumpió con sarcasmo el más joven.

-Mira, putita de barrio, hoy no estoy para estupideces como ésta. ¡Ni si quiera sé tú nombre! ¿¡Y vienes aquí a querer tratarme como tu placer nocturno!?- Se dió cuenta que había gritado, los pocos presentes miraban tal espectáculo.

Carajo, ahora en vez de que se vaya el putito tendrá que aguantar insultos de odio.

Se escuchó una pequeña risa.

-Me llamo Anthony, ¿Y tú gatito?- Sonrió, pero más suave, bonito, sin otras intenciones más que conocerlo.

Abrió sus ojos con una confusión y una sorpresa inexplicable. No sabía que decir.

-¿Qué pasa? ¿Te pongo nervioso?- Rió de nuevo.

-... Husk- Respondió bajo.

-Mucho gusto Husk, ¿No quieres servirme un trago y platicar?- Sugirió con optimismo.

Hizo lo que pidió, sirvió un trago de whisky, así que decidió dar el primer paso.

-¿De dónde vienes? No se ve que eres de por aquí-

- JA, JA, JA, JA, se ve que no tienes mucha vida social, ¿verdad?- Rió Anthony divertido.

-Siguele y ya no te vuelvo a hablar-

-No perdón perdón, me gusta bromear, pero si tienes razón, vengo de Italia-

-Con razón tu acento me sonaba-

-Sip, no puedo ocultar muy bien mi acento- No paraba de sonreír.

Ahora no la veía falsa, como puta en celo, la veía como... Una sonrisa de bebé.

Las sonrisas de bebé son bonitas, tiernas, e inocentes. Pero éste tipo no era nada de esas cosas, bueno al menos no ha visto su verdadero yo. No tiene que juzgar rápido.

-¿Por qué decidiste venir aquí?-

Ni una respuesta. El más joven calló, se notaba su muy pequeño temblor en las manos. Su rostro se torno en miedo.

Solo fueron unos segundos de tensión.

Volvió a su sonrisa y corrigió su postura.

-Soy muy aventurero ¿Sabes?, pero me está gustando mucho aquí-

-¿Ah sí? ¿Un bar de dudosa higiene que tiene como principales clientes puros putos sin ni siquiera amor propio?-

-Muy específico e irónico pero sí, digo, al menos eres el único"puto sin amor propio" que me ha caído bien-

"Paraíso"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora