Los primeros rayos del alba se colaban entre las persianas de Ángela y su luz hizo que esta se despertara algo ansiosa. Por fin iba a ver a la propietaria de la cuna.
Se levantó y recordó por un momento el sueño que había tenido, no estaba segura de sí, tendría algo que ver con las cosas tan raras que estaban pasando en su casa, pero esa idea desapareció rápidamente, pues creyó que seguramente esos sueños se debían al temor que sentía por sus hijos y los sucesos acontecidos ligados seguramente a esa enigmática cuna.
Entró en el baño y se dispuso a ducharse, todos en la casa estaban dormidos, así que se dio toda la prisa que pudo para poder prepararles el desayuno a todos antes de que ella se marchara.
Había quedado con Isabel a las cinco de la tarde, pero decidió ir esa misma mañana a casa de su hermana Graciela para poder ponerla al tanto de los últimos acontecimientos.
Justo cuando estaba terminando de preparar el desayuno, escuchó la voz de su hija que la llamaba a gritos.
- Mamá, mamá, mamá.
La niña parecía desesperada, así que Ángela soltó el vaso de leche que portaba en la mano, haciendo que este se estampara contra el suelo, haciéndose añicos y dejando una gran mancha de leche con cacao por toda la cocina.
Ángela subía a toda prisa las escaleras cuando al llegar al rellano pudo ver como una figura blanca salía de su habitación levitando sobre el suelo, la figura era como una silueta poco definida, en ella no se distinguía rasgo alguno, pero adivinó por un giro en su movimiento que de alguna manera le lanzó una mirada para acto seguido perderse en la habitación de Clara.
La visión de esa extraña figura no amedrento a Ángela que de un salto entró dentro de su habitación y miró a su hija.
Carlos había encendido la luz cuando escuchó gritar a Clara, ambos estaban muy pálidos y Ángela dudaba de si su marido habría logrado ver aquella desafiante figura.
- ¿Estáis bien? - Ángela miró a Aarón que se reía nervioso sin saber muy bien como reaccionar ante el susto que había sufrido cuando lo despertaron los gritos de su hermana, el pobre creía que se trataba de algún tipo juego o una broma.
- Mami, me ha dicho que me vaya con ella, que tengo que estar a su lado - El vello de Carlos se erizó de golpe, él no había visto nada y pensó en un principio que a su hija la habría despertado alguna pesadilla.
- Tranquila, cariño, ya estoy contigo y no va a pasarte nada malo.
Ángela abrazaba a su hija lo más fuerte posible tratando evitar hacerle daño, le daba besos en la frente y no dejaba de repetir lo mucho que la quería. En ese momento Aarón se dio cuenta de que había llegado el momento de actuar y recibir algo de atención, el niño empezó a llorar y Ángela también lo consoló.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó Carlos, aun con el corazón desbocado.
- La he visto, la he visto.
- ¿A quién? - Carlos temía la respuesta, pues en lo más profundo de su alma sabía qué tendría que ver con la maldita cuna.
- A esa mujer, la muy... - Ángela se levantó de la cama y se dirigió al cuarto de Clara chillando y maldiciendo - No voy a permitirte que te acerques a ellos, ¿me escuchas? No voy a dejar...
Carlos siguió a su mujer a la habitación de Clara, un poco sorprendido ante la actitud de su esposa. Nunca antes la había visto así, parecía que estuviera fuera de sí y no dejaba de gritar.
- Aléjate de ellos, ¿me oyes? Son mis hijos, atrévete conmigo si puedes y si logras matarme, te buscaré hasta en el mismísimo infierno y te sacaré de allí arrastrada por los pelos¿te enteras?
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HELENA#PGP2024
Kinh dịÁngela era una mujer normal, la vida con su marido y sus dos hijos era rutinaria hasta que su hija Clara de seis años le cuenta una serie de extraños sucesos que para Ángela no son más que la prueba de una desbordante imaginación propia de una...